miércoles, 30 de diciembre de 2020

TCA y Navidad

NAVIDAD Y TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA (TCA)

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se caracterizan por un comportamiento patológico con respecto a la ingesta de alimentos y una obsesión por la imagen corporal y el control del peso. Se trata de un grupo de trastornos cuya prevalencia está viéndose incrementada en los últimos años, situándose esta en España en el 4,1% a 6,4% en mujeres de 12 a 21 años, y en el 0,3% para hombres. Los TCA más frecuentes son:
Anorexia nerviosa: el principal síntoma es la pérdida brusca de peso, el miedo irracional de engordar y la obsesión por adelgazar.
Bulimia nerviosa: comparte con la anorexia nerviosa la preocupación extrema por el peso y la figura, manifestándose principalmente en periodos de atracones seguidos de conductas compensatorias (ej. vómitos, uso de laxantes, ejercicio físico intenso).
Trastorno por atracón: se caracteriza por la presencia de atracones en los que se siente una pérdida de control, pero a diferencia de la bulimia, no tienen lugar conductas compensatorias.

Aunque las épocas de festividades, como pueden ser las Navidades, suelen traer momentos de celebración y alegría, para las personas que tienen un TCA pueden suponer un reto, pues en nuestra cultura está firmemente arraigado el festejar alrededor de la mesa. Las grandes comidas familiares pueden ser difíciles, tanto para las personas que tienen el TCA, como para las personas de su entorno. Si tenemos un familiar que padece un TCA, ¿cómo podemos ayudarle en las celebraciones de estas Navidades?

• Evitar hacer comentarios o dar opiniones relacionadas con el aspecto físico o el peso, tanto de la persona que tiene el TCA como del resto de los presentes. Así mismo, es recomendable no hacer comentarios sobre la cantidad de comida que se está ingiriendo y que los temas de conversación sean variados y no focalizados en la comida o el peso.

• Tratar de mantener, en la medida de lo posible, la estructura de las comidas que se tiene habitualmente. Esto es, mantener un horario más o menos estable, hacer las comidas rutinarias y dividirlas en primero, segundo y postre. Así mismo, evitar poner comida en medio para compartir, si no servir cada ración en un plato individual, y comer sentados en lugar de de pie.

• A la hora de hacer regalos al familiar que tiene un TCA, es preferible que estos no impliquen elementos relacionados con la alimentación, el peso o la imagen. Por ello, no sería recomendable regalar ropa o bombones.

• Es normal que en esta época afloren numerosas emociones en todos nosotros. Culturalmente se tiende a pensar que la Navidad es sinónimo de felicidad y que únicamente está permitido sentir emociones agradables (ej. gratitud, alegría, cariño…), pero también pueden aparecer emociones desagradables, como una mayor ansiedad en las personas con TCA, o tristeza si tenemos la ausencia de alguien importante para nosotros en las celebraciones. Lo importante es ajustar nuestras expectativas y reconocer y aceptar las emociones que nos puedan aparecer tanto a nosotros mismos como a la persona con TCA, pues todas ellas son válidas.

• Tratar de disfrutar de las Navidades más allá de la comida. Dado que generalmente se dispone de más tiempo por ser período de vacaciones, se puede aprovechar para hacer planes en familia y buscar formas de ocio y diversión que no tengan que implicar la comida. Por ejemplo, podéis aprovechar para desempolvar viejos juegos de mesa.

• Igualmente, si sospechas que alguien de tu entorno o tú mismo padecéis un TCA, lo más apropiado es buscar ayuda profesional, con un equipo interdisciplinar en el que la persona pueda recibir ayuda psicológica y nutricional adaptada a sus necesidades particulares. Si este tratamiento ya está teniendo lugar, es importante ceñirse a las indicaciones establecidas por los profesionales de referencia.

martes, 15 de diciembre de 2020

Depresión posparto

“No quiero volver a ver al bebé. No puedo”

El título de esta entrada en el blog, es una de frases que ilustran la depresión post-parto. En este video (https://www.youtube.com/watch?v=eBV1UVcxUJg) del Hospital Clínic de Barcelona, Kerry nos cuenta su experiencia con la depresión post-parto tras el nacimiento de sus dos hijos. 
La depresión post-parto es aquella que se produce al término del embarazo de una mujer y es una de las principales complicaciones que puede sufrir una madre tras dar a luz. Tanto por las implicaciones que tiene en términos de sufrimiento para la madre, como para el bebé, pues este problema impide los cuidados necesarios y la vinculación con el bebé. 

A los tres o cuatro días del parto, algunas madres pueden pasar por un estado de ánimo bajo, problemas para dormir, irritabilidad y malestar que se deben al intenso esfuerzo de adaptación que supone la maternidad. Estos sentimientos suelen mantenerse entorno a 10 días en aquellas madres que lo presentan, y suele remitir de manera espontánea.
Mientras que el 80% de las mujeres pasan por el proceso descrito anteriormente tras dar a luz, podemos afirmar que en torno a un 10% de las mujeres sufrirá una depresión post-parto. Los factores que propician la aparición de este cuadro son tan diversos como los de la propia depresión, desde una predisposición genética, antecedentes familiares o personales de depresión, o que la sintomatología aparezca previamente, durante el embarazo, además de otros como el tipo de parto, una gestación no planificada o factores de tipo sociodemográfico. Todos estos elementos pueden generar una vulnerabilidad en la madre que la predispone a sufrir este cuadro clínico. 

Entre los síntomas de la depresión post-parto podemos destacar dos que resultan especialmente relevantes: la vergüenza por sentirse como se sienten, pues a menudo existe un rechazo hacia el bebé, y la culpa respecto a su incapacidad para ejercer como madre. Además de estos, encontramos tristeza, problemas de sueño y alimentación, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, entre otros. A todos estos síntomas y al intenso malestar que generan, se une el secretismo con el que algunas madres suelen tratar la depresión post-parto, esta tendencia podría explicarse por los sentimientos de vergüenza, mencionados anteriormente, y también por el miedo a cómo el entorno pueda reaccionar, el temor a no ser comprendidas o ser juzgadas, pues este debería ser un periodo de alegría. 

El cuidado personal tras el parto puede actuar como preventivo para la depresión post-parto. Atender a la alimentación, pues el cuerpo pierde sangre durante el parto y necesita reponer nutrientes, o al sueño, especialmente en los primeros 15 días, adaptando los momentos de descanso y haciéndolos coincidir con los del bebé. Pero, además, atender otros aspectos como el ejercicio físico y las visitas, las cuales se recomienda que sean programadas, para evitar que coincidan con determinadas rutinas. 
La maternidad es un momento cargado de significados y que pone a prueba a toda mujer, sin embargo, con el apoyo y los cuidados necesarios, puede ser un momento de inmensa felicidad y autoconocimiento.  

martes, 8 de diciembre de 2020

Dependencia interpersonal

Dependencia interpersonal 

¿Qué es la dependencia interpersonal? ¿Se puede ser completamente independiente de los demás? Hoy repasaremos estas cuestiones. 

En primer lugar, aclarar que la dependencia interpersonal en sí no es necesariamente patológica. Los seres humanos somos sociales por naturaleza y, en cierto modo, es adaptativo para nosotros depender de otras personas. La independencia total de cualquier persona sí sería patológico, encontrando su máxima manifestación en trastornos de personalidad como el esquizoide. Este tipo de personas no solo están desconectados socialmente de los demás, sino que no lo necesitan ni lo echan de menos. Entonces, si podemos relacionarnos con los demás mediante una dependencia “sana”, ¿Cuándo empieza la dependencia interpersonal a ser un problema? 

En general, los siguientes síntomas pueden ayudarte a detectar si estás sufriendo una dependencia interpersonal patológica: 

- Si tus relaciones son fuente constante de conflictos, notando que sueles estar “detrás” de tu pareja, cediendo a sus intereses o exigencias. 
- Si para estar cómodo en una relación, necesitas controlar a la otra persona estando por encima de ella o siendo el “dominante”. 
- Si necesitas ser “el salvador” de tu pareja, cuidándola y estando pendiente de ella. 
- Si necesitas constantemente más espacio en tus relaciones, alejándote de tu pareja o mostrando poco afecto o interés hacia ella. Sin embargo, cuando tu pareja amenaza con una posible ruptura, muestras mayor interés y cercanía. 
- Sentir que tus necesidades no están siendo satisfechas en tus relaciones, viviéndolas con frustración, excesiva responsabilidad o decepción constante. 
- Si has renunciado a tener relaciones cercanas o íntimas porque “así no te hacen daño”, distanciándote física o emocionalmente de los demás. 

Si has notado que algunos de los puntos anteriores son muy diferentes entre sí, es porque existen distintos patrones de dependencia. Ésta no siempre se manifiesta como sumisión o ceder a todo lo que diga la pareja. Por ejemplo, el subtipo dominante puede pasar inadvertido como alguien con una aparente autoconfianza y en ocasiones carismático. Pueden expresar esa dominancia mediante agresividad, celos o control hacia su pareja, pero también ejerciendo el rol de cuidador de la misma. La forma de detectarlos es ante una posible ruptura, cuando posiblemente hagan todo lo posible por mantener la relación.  

Dentro de la dependencia interpersonal, también conviene diferenciar dos subtipos: 
Dependencia emocional: el fin es estar a toda costa junto a la pareja, a la que se suele idealizar y sin la cual no se considera nada. Es puramente afectivo. 
Dependencia instrumental: suele manifestarse en aquellas relaciones que se mantienen debido a que la persona presenta falta de autonomía, inseguridad, carencia de iniciativa, escasa capacidad para tomar decisiones o asumir responsabilidades. Coloquialmente podríamos decir que aparece cuando nuestra pareja suele ser la que “nos saca las castañas del fuego”, y estamos cómodos con esa forma de funcionar. 

¿Cómo podemos entonces cuidarnos de la dependencia patológica o prevenirla? Podemos tener presentes las siguientes indicaciones como factores protectores:

- Aprender a identificarla en mí o en mi pareja.
- Identificar si me encuentro en una relación simétrica (de tú a tú, sin estar ninguno por encima del otro) o asimétrica (uno de los dos suele estar por debajo o “detrás” del otro).
- Aprender a expresar quejas y desacuerdos, lo que se incluye dentro del concepto de asertividad.
- Entender, distinguir y respetar las necesidades propias y cubrirlas. Aprender a diferenciar las necesidades propias de las ajenas.
- Fortalecer nuestra autoestima y nuestras habilidades sociales.
- Trabajar nuestra expresión emocional, aprendiendo a identificar mejor nuestras emociones. 

Finalmente, si sigues experimentando malestar en tus relaciones interpersonales te recomendamos que solicites ayuda de un profesional de la psicología sanitaria o clínica. Evaluarán tu caso y te ayudarán a abordar este problema. 

Adicionalmente, si quieres ampliar información sobre la dependencia interpersonal, te recomendamos estas lecturas: 

- Castellón, J. (2005). Dependencia emocional, Características y tratamiento. Alianza Editorial. 
- Mansukhani, A. Dependencias Interpersonales: Las Vinculaciones Patológicas. Conceptualización, diagnóstico y tratamiento. En: García AD y Cabello F, editores. Actualizaciones en Sexología Clínica y Educativa. Huelva: Universidad de Huelva; 2013. p 197-214. 

martes, 1 de diciembre de 2020

Adolescencia y Redes Sociales

¿POR QUÉ SON TAN ATRACTIVAS LAS REDES SOCIALES EN LA ADOLESCENCIA?

La adolescencia es la etapa del ciclo vital en la que se produce la transición de niño a adulto. Tiene su inicio en la pubertad, en la cual comienzan a producirse una serie de cambios físicos cuyo producto final será la maduración de los órganos sexuales. Sin embargo, la adolescencia no implica únicamente cambios físicos, sino que también se producen importantes cambios psicológicos:

• En primer lugar, tienen lugar cambios cognitivos, en cuanto a que el adolescente pasará del pensamiento concreto, centrado en el aquí y ahora, al pensamiento abstracto, gracias al cual podrá manejar distintas hipótesis sobre temas complejos (ej. moralidad, justicia, existencia).
• Se dan también importantes cambios en la personalidad, pues el centro del interés del adolescente pasa a ser sí mismo, buscando una mayor independencia y autonomía. Reflexiona sobre quién es él y cuál es su posición en el mundo, construyendo progresivamente su identidad propia.
• Por otro lado, tienen lugar grandes cambios a nivel social. Se produce un distanciamiento emocional de los padres y madres para darse un mayor acercamiento a las amistades. Los iguales se convierten en el grupo de referencia, y las relaciones de compañerismo y amistad van ganando importancia, intensidad y estabilidad. Las normas familiares se cuestionan, lo que puede generar conflictos en el hogar.

Entonces, ¿por qué las redes sociales (RRSS) e Internet resultan tan atractivas a los adolescentes? Las RRSS están diseñadas para captar nuestra atención, dada su fácil accesibilidad, el refuerzo social que nos proporcionan y la inmediatez con la que funcionan. Pero en el caso de los adolescentes, las RRSS son aun más atractivas porque responden las necesidades básicas que se desglosan de estos cambios evolutivos de los que hemos hablado:
Autonomía: las RRSS proporcionan un espacio personal propio y exclusivo, al estar gestionadas por el propio individuo. Así mismo, hechos como poder hacerse un perfil en una red social (accesibles a partir de los 14 años) o recibir su primer móvil, pueden ser vividos por el adolescente como un cambio de rol o un elemento de transición a la vida adulta.
Libertad: el adolescente percibe que las figuras de autoridad, como pueden ser sus padres, tienen menos control sobre su conducta en los ambientes virtuales. Sin embargo, es recomendable que los padres y madres sean conocedores del uso que sus hijos e hijas hacen de las RRSS para prevenir la aparición de conductas de riesgo.
Intimidad: las RRSS funcionan como un facilitador en la comunicación entre iguales al generar una atmósfera que se percibe como conocida y predecible por el adolescente. Además, eliminan emociones como la vergüenza, al reducir la incertidumbre que puede suponer la comunicación cara a cara en esta etapa vital.
Identidad: las RRSS permiten la creación de un perfil, que funciona como un escaparate de la propia identidad. Se puede dar la imagen que uno mismo tiene de sí mismo y que quiere exhibir a los demás. Así mismo, facilita la relación con personas o grupos con intereses e ideales con los que se identifica.

Actualmente las RRSS se han convertido en un espacio relacional más para la población en general, pero especialmente para los adolescentes. La facilidad con las que nos permiten conectar con otras personas hace que funcionen como un sustitutivo cuando las relaciones cara a cara están limitadas, como ha podido ocurrir durante el confinamiento por el COVID-19. Por ello, es importante recordar que Internet y las RRSS no son ni positivas ni negativas por sí mismas, si no que dependerá del uso que se haga de ellas.

Desde el pasado 24 de noviembre y durante las próximas semanas de diciembre, desde el SPA se está impartiendo una Escuela para Madres y Padres, en la cual se abordan los cambios que se producen durante la adolescencia, así como qué aspectos tener en cuenta para acompañar a nuestros hijos e hijas durante esta etapa en un mundo también cambiante.

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...