domingo, 27 de junio de 2021

Drogas y comunicación

Con el lema “Hablemos de drogas, la información salva vidas” se celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas el día 26 de junio. La Asamblea General de las Naciones Unidas propuso este día con el objetivo de crear conciencia sobre el problema importante que las drogas ilícitas representan para la sociedad, entendiendo por “uso indebido” el “consumo con un fin que no se ajusta a las normas legales o médicas”. 

En ocasiones, hablar de drogas si no es de manera burlona o como crítica a otros puede hacerse complicado. Charlar con un hijo, acercarse a un amigo que sabemos las toma y nos desagrada que lo haga o tratar de comunicar a un adolescente de sus riesgos puede ser difícil. Y es que, a lo largo de nuestras vidas parece inevitable tener que hablar con alguien sobre drogas, y es totalmente comprensible mostrarse temeroso por lo poco que quizá sabemos al respecto y, en ocasiones, por lo que no sabemos. Acercarse a hablar en estas situaciones puede hacernos evitarlas al no saber qué decir ni cómo actuar, dejando a la persona consumidora sin un apoyo social importante para afrontarlo.

Hoy día estamos además viviendo un repunte en la desinformación, sobre todo de las conocidas como fake news. Malo es no conocer, pero peor sea quizá “creer conocer” en base a la desinformación. Con el lema de este año se pretende concienciar sobre este hecho, exacerbado durante la pandemia de la COVID-19. Conocer sobre qué hablamos y con qué fines nos puede ayudar a abordar el tema y ser de utilidad para otros. Proponemos unas indicaciones para acercarnos a tratar este tema.

En primer lugar, trataremos de buscar información que sea:

-Seria: de fuentes fiables.
-Contrastada: consenso entre fuentes y profesionales.
-Que no reproduzca los tópicos: no se limite a repetir lo conocido, redundante o “gracioso”. 
-Sin exageraciones: información concisa.
-Sin moralinas: sin actitud de reprender, pues puede no ser tan eficaz como informar con datos veraces y que permita al receptor valore su peligrosidad.

Los tipos de drogas existentes son:
-Depresoras: Reducen la activación del sistema nervioso. Alcohol, tranquilizantes o cannabis.
-Estimulantes: Elevan la activación del sistema nervioso: Cocaína, tabaco o MDMA.
-Alucinógenos: Causan alteraciones en la percepción. LSD o setas.

Las drogas pueden ser perjudiciales por los siguientes motivos:

-Poder adictivo: capacidad para aumentar la probabilidad de repetir su consumo.
-Del disfrute a evitar el malestar. La droga acaba generando malestar que solo se supera al volver a consumir la droga (en cantidades generalmente cada vez mayores) u otra droga de efectos parecidos.
-Interferencia con las actividades diarias: alteración disfuncional la vida diaria de quien la consume (y otros allegados).
-Riesgo de enfermedades, además de para la salud mental: debido a desequilibrios fisiológicos y exposición a sustancias tóxicas. 
-Dependencia: la droga se apodera de la vida de la persona y pasa a ser uno (si no el que más) de los factores más importante del día a día.

Cómo hablar con esta información veraz:

-Preguntar por el punto de vista de la persona.
-Discutir serenamente las razones para tomarlas.
-Acoger datos sobre cuándo y dónde se consume sin recriminar, mostrando interés y predisposición a ayudar.
-Estar preparados para hablar sobre nuestro propio uso actual o pasado.
-Concéntrate en el comportamiento, no en la persona global.
-Fomenta la honestidad.
-Habla cuando lo creas conveniente. 
Nunca será tarde para comenzar.

Desde el SPA os facilitamos esta información que, aunque sencilla, puede ayudarnos a dar los pasos necesarios para abordar el tema en casa, con familiares o amigos de una manera más efectiva. Queremos destacar que, ante situaciones de drogadicción, será beneficioso contactar con profesionales médicos y de la salud mental, algo que se puede ver facilitado con las indicaciones aquí recogidas.

viernes, 25 de junio de 2021

Hacer cumplidos

¿CÓMO HACER UN BUEN CUMPLIDO?

En semanas anteriores, abordamos en nuestro blog las dificultades que pueden aparecer al aceptar un halago. Sin embargo, a la hora de ser nosotros quienes lo expresamos, podemos encontrarnos ante problemas similares, que nos hacen dudar de si transmitir o no ese cumplido al otro, optando la mayoría de las veces por no hacerlo y guardárnoslo para nosotros. A veces nos cuesta hacerlos porque damos por hecho que “las cosas son como deben ser”, y que es innecesario reconocer un trabajo bien hecho o una característica agradable de alguien, o que la otra persona “ya sabe lo que pensamos de ella”. Pero si comenzamos a explicitar este tipo de información, pronto podremos ver los beneficios tanto en la otra persona como en nuestra relación con ella. Así pues, ¿qué aspectos podemos tener en cuenta a la hora de hacer un cumplido?

Utiliza mensajes “yo”. Es decir, habla en primera persona, transmitiendo cómo te sientes y qué es lo que te agrada del otro: “Me gusta pasar tiempo contigo”, “me siento muy bien hablando contigo”, “me divierto a tu lado”.

Haz hincapié en aquello que te gusta para que se siga manteniendo. Al contrario de la a veces extendida creencia, las personas aprendemos mejor a través del refuerzo que del castigo. Si valoramos y prestamos atención a aquel comportamiento que nos gusta del otro, es más probable que este se repita en el futuro. Por ejemplo, “me gusta mucho cuando me ayudas en la cocina y compartimos ese momento juntos” en lugar de “nunca me ayudas en la cocina, debería darte vergüenza a tu edad”.

Evita hacer cumplidos sobre el físico, sobre todo, aquellos relacionados con la pérdida o ganancia de peso. Podemos desconocer qué es lo que hay detrás y nuestro bienintencionado halago puede perjudicar a quien lo recibe (ej. En personas con trastorno de la alimentación o dismorfia corporal). Hay muchos aspectos que pueden gustarnos de una persona, ¿por qué limitarnos a los más superficiales? Algunos cumplidos no relacionados con el físico son: “tengo ganas de verte”, “me encanta cómo eres” o “has hecho un gran trabajo, se nota que te has esforzado”.

Cuidado con los cumplidos ambivalentes: “Qué guapo estás, no pareces tú”, “anda, si al final vas a ser maja y todo”. A pesar de parecer o ser transmitidos como halagos, son mensajes de carácter pasivo-agresivos, pues detrás de ese aparente piropo, se esconde una crítica. El resultado más probable es que la persona se quede con el mensaje implícito (“habitualmente soy feo/borde”). Por ello, resulta más útil que los traduzcamos a aquello que queremos destacar de ella: “Esa camiseta te favorece mucho”, “creo que al principio me hice una idea equivocada de ti, me agrada haberte conocido un poco más y haber descubierto lo maja que eres”.

Dale prioridad a la autenticidad. Es decir, no hagas cumplidos de forma indiscriminada, sino cuando verdaderamente los sientas así. De lo contrario, puedes correr el riesgo de que pierdan su valor y credibilidad, disminuyendo su efecto en quien los recibe. Otro aspecto a tener en cuenta es el grado de intimidad que tenemos en la relación con la persona que lo recibe, pues en función de si es alguien poco conocido o una amistad más íntima, modularemos el contenido y la forma de nuestro cumplido.

La manera en la que hacemos y recibimos un cumplido forma parte del repertorio de habilidades sociales de una persona. Lo más beneficioso es que podamos abordar ambos aspectos desde la asertividad, valorando y respetando tanto nuestros derechos como los del otro. Si sientes que las dificultades que este tipo de situaciones te generan son excesivas e interfieren en tu día a día, podría ser útil que acudieras a un psicólogo profesional, para que te ayudara a desarrollar las herramientas necesarias. En el Servicio de Psicología Aplicada podemos ayudarte.

martes, 15 de junio de 2021

Apego

 ¿Quiénes son las figuras de apoyo? ¿Qué se espera de ellas? ¿Cuánto de aceptable se es ante ellas?

En las interacciones familiares se crean conductas, estrategias y dinámicas relacionales que tienen un gran impacto a lo largo de todo el ciclo vital. Nos da información sobre la respuesta probable del otro a nuestras necesidades: si es accesible, cómo responde a las demandas de necesidad y de qué forma presta atención. En la infancia la vinculación que se da entre el niño y sus figuras de apego principales va a desarrollar un patrón relacional específico. Esta dinámica relacional se puede observar en distintas actividades e interacciones. 

El juego de los niños es la fuente principal de aprendizaje tanto de valores y normas sociales, así como de creencias sobre cómo funciona el mundo, qué es aceptado y qué no lo es. Tal y como lo decía Michel Eyquem de la Montaigne (1533-1592) “los juegos de los niños no son tales juegos, sino sus más serias actividades”. Mediante el juego el niño puede percibir la disponibilidad de los padres y es la puerta de acceso a la regulación emocional. 

 
La sensibilidad y las respuestas contingentes y consistentes de la madre a las reacciones del niño predicen el desarrollo del apego e influyen de forma consciente o inconsciente en todas las interacciones de la persona. El modelo operativo interno creado en las interacciones tempranas establece una sólida estructura cognitiva sobre la persona y el mundo con el que se relaciona. De esta forma, si el juego es acompañado y el niño se siente seguro va a querer explorar su ambiente. Bajo la mirada de protección va desarrollando sus capacidades y probando límites. Si en esta exploración el niño se asusta o resulta dañado vuelve a buscar la protección y pide que le regule su emoción. Si el niño puede encontrar el contacto y esto le genera confort consigue calmar su malestar. En cuanto recupera la seguridad, el niño va a emprender de nueva la aventura de exploración y ciclo se repite. Esta estructura de regulación externa es la base del aprendizaje interno de regulación. De esta forma: 

 La vinculación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.

 La pérdida o amenaza de pérdida de apego produce una gran angustia.

El modo en el que se forma el apego es diferente en cada uno de nosotros y depende en gran medida de las relaciones tempranas. Es la capacidad de establecer, formar y mantener relaciones interpersonales y es la base del aprendizaje de la regulación emocional. Por lo que, la regulación emocional es el conjunto de procesos internos y externos responsables de monitorizar, evaluar y modificar nuestras reacciones emocionales. 

Igualmente, la coherencia, fluidez y claridad interna está relacionada con la seguridad o inseguridad en el apego y esto se observa en la habilidad que tiene la persona de generar representaciones mentales y expectativas adaptativas respecto a las relaciones. Estas representaciones mentales producen un modelo interno autorreferencial y se refleja en la organización del pensamiento y del lenguaje. 

En este apartado resaltamos una pequeña parte de la complejidad relacional. Estos aspectos y otros relacionados con el desarrollo y la reparación del apego son abordados en el libro Mírame, siénteme: Estrategias para la reparación del apego en niños mediante EMDR escrito por Cristina Cortés Viniegra en 2017. Es un libro recomendable para las personas que tienen interés en conocer y comprender cómo las primeras vivencias de nuestras vidas tienen un importante impacto sobre las relaciones futuras así como sobre nuestro mundo interno y la regulación emocional. 

Autoestima

¿Qué sabemos sobre la autoestima?

La autoestima es la opinión evaluativa que una persona tiene sobre sí misma. Esta evaluación influye en los esquemas del pensamiento de una persona, los sentimientos y los actos que se están llevando a cabo. En la misma medida, la autoestima influye en el aprendizaje, la creación y experimentación ambiental. A su vez tiene impacto en las relaciones y se ve influida de estas también. Todos desarrollamos una autoestima suficiente o deficiente, positiva o negativa, alta o baja. Esto se observa en la actitud positiva o negativa hacia uno mismo y es la que se suele mantener a lo largo del tiempo. 
Nadie puede dejar de evaluarse a sí mismo y de pensar sobre sí mismo, por ello es importante desarrollar una evaluación de lo más realista y positiva posible, que nos permita descubrir nuestros recursos personales, apreciarlos y utilizarlos adaptativamente, así como ver nuestras dificultades o deficiencias para aceptarlas y superarlas en la medida de nuestras posibilidades. 

La autoestima tiene como bases dos aspectos fundamentales:

1. El autoconcepto, es decir, la imagen que se tiene acerca de sí mismo (apariencia física, aptitudes, éxitos personales y profesionales) y del mundo personal. Este aspecto implica la autovaloración de las habilidades personales (verse capaz de valerse por sí mismo) y de las habilidades de interacción (capacidades de relacionarse de forma satisfactoria).

2. La autoaceptación es la conformidad con la forma de ser (sin avergonzarse ni ocultarse), tratarse con estima y respeto, así como aceptar valoraciones externas que encajan con esta forma de verse a sí mismo.

Los conceptos más relevantes que se relacionan una sana autoestima son:

La confianza en sí mismo. Es una predicción realista y puntual de los recursos que se dispone para afrontar una determinada situación. Esta predicción es interna y valorativa de cada persona. En las personas con niveles bajos de autoestima la confianza en sí mismo puede ser magnificada o minimizada.

La autoafirmación. Tiene mucha relación con la asertividad, y es la capacidad de hacer peticiones, hablar claro, aceptar o rechazar algunas cosas, teniendo en cuenta las propias necesidades y respetando a los demás. 

De forma que, una persona con una autoestima sana cree en sus propios valores y principios y está dispuesto a defenderlos o modificarlos según necesidades, confía en sus propios juicios y no se siente culpable si los demás no comparten las mismas opiniones. Igualmente, las personas con una autoestima sana aprenden del pasado y proyecta planes de futuro con una perspectiva constante del presente, tiene confianza en sus capacidades sin dejarse minusvalorar por sus fracasos o dificultades, pide ayuda cuando lo necesita y se siente igual que cualquier otra persona, reconociendo sus propias virtudes. 

Y para finalizar, exponemos las principales Aes de la Autoestima sana:
Aprecio
 Aceptación
 Afecto
 Atención
 Apertura
 Afirmación
 Autoconciencia
 Autocompasión

No obstante, es frecuente encontrar algunas carencias o dificultades en nuestra autoestima. Por ello es importante entender que, como cualquier otra capacidad, la capacidad de autovaloración y autoevaluación ha de ser entrenada. Dentro de la atención psicológica, la autoestima es el foco de intervención para muchos de los casos atendidos. Es más, las dificultades de autoestimas se ven con bastante frecuencia en los y las adolescentes, y cuidar de ello en etapas tempranas puede ser fundamental para evitar dificultades psicológicas futuras. 

martes, 1 de junio de 2021

Recibir críticas

Cómo encajar la crítica (sea constructiva o no)

La crítica siempre ha formado parte de la vida en sociedad, hacer críticas es una forma de establecer relaciones y fortalecer las que ya existían. Sin embargo, recibir la crítica de manera positiva ni es lo habitual, ni es sencillo. 
Normalmente respondemos a la defensiva, y en los casos más graves con la violencia. Esto sucede porque la crítica es una amenaza a nuestro ego, y por lo tanto nos tenemos que defender de ella. Estas defensas, aunque útiles, en términos de “supervivencia”, pueden ser un lastre a la hora de progresar en el entorno laboral o en nuestra relación de pareja, puesto que un conflicto resuelto de manera adecuada puede ser un impulsor para una mejor relación de cualquier tipo. Pero ¿cuándo estas estrategias son un lastre y cuándo no?, la respuesta está en el tipo de crítica que recibimos. 

Paso 1: Identifica el tipo de crítica

Por norma general a la hora de recibir una crítica debemos fijarnos en tres parámetros. El primero, “desde dónde se hace la crítica”, mientras que la crítica constructiva se hace desde el respeto al criticado, la crítica destructiva se realiza sin tener en cuenta al receptor. El segundo aspecto a tener en cuenta, “¿son concretas?”, cuando la crítica es constructiva el crítico señala con exactitud qué cosas, comportamientos o hechos le han molestado, mientras que, en la crítica destructiva, se señala la totalidad de la persona, su comportamiento global o su actitud general. El tercer elemento al que debemos prestar atención es “la actitud del crítico”, normalmente si la crítica es constructiva, existe un deseo genuino del crítico por resolver el conflicto, esto se traduce en que la persona pondrá de su parte para solucionar el problema, mientras que un crítico destructivo, dejará toda la responsabilidad del problema en la persona criticada.

Este proceso parece sencillo, pero debemos tener en cuenta cómo nos sentimos al recibir críticas. La sensación de amenaza, desconfianza, la tristeza o el enfado, pueden complicar la labor de desgranar la crítica del otro, puesto que nuestro sistema está centrado en protegernos y no en el análisis de la información que estamos recibiendo. Si este paso es complicado para ti, puedes tomarte un rato para calmarte, procesar la información que has recibido y elaborar una respuesta a la crítica con la que te sientas a gusto.

Una vez hayamos determinado de que tipo es la crítica que debemos afrontar toca tomar cartas en el asunto y mover ficha. En este punto, se abren dos caminos dependiendo del tipo de crítica que hayamos recibido.

Paso 2: Responde a la crítica constructiva

Lo más útil en este punto es recibir la crítica como una oportunidad de cambio y aprendizaje, desde este posicionamiento es más fácil de encajar, aunque es totalmente normal que podamos sentir desconfianza o enfado. Pese a ser constructiva, la crítica expresa la visión de una persona de lo que ha pasado, por lo que este momento es el más adecuado para exponer nuestro punto de vista y dar nuestra opinión sobre lo sucedido.
Esto es especialmente importante, puesto que encontrar una visión común del problema hará mucho más fácil encontrar una solución conjunta y el trabajo para resolver el conflicto; lo que implica aceptar la crítica de manera flexible, haciéndonos cargo de aquellas partes que consideremos ciertas.

Paso 2: Responde a la crítica destructiva

Cuando la crítica es destructiva mantener la calma puede ser más complicado, podemos sentirnos tentados de responder al crítico con la misma moneda, pero tenemos otras opciones. La pregunta asertiva, “¿hay algo más que te resulte molesto?”, con esta pregunta podemos obtener más información de nuestro interlocutor (lo que puede ayudar a clarificar el tipo de crítica) y desmontar su argumentación del crítico, si es una crítica destructiva. Otra opción en este punto es el banco de niebla, frases del tipo “ya, comprendo que a ti no te guste”, nos sirven para dar a entender que reconocemos y aceptamos la crítica recibida pero no estamos de acuerdo con ella. Se trata de una forma asertiva de mantener nuestro posicionamiento sin generar conflictos.

Como hemos dicho, la critica forma parte de vivir en contacto con los demás y entendida como una oportunidad de aprendizaje puede enriquecer mucho nuestras relaciones (si es constructiva). A pesar de esto, puede generar mucho malestar, pero es posible manejarla si atendemos a algunos puntos clave, como los que se han expuesto. Es importante recordar que estas sensaciones desagradables son normales y tienen una función, la de avisarnos de que algo no va bien, atender a estas sensaciones y permitir que se calmen es uno de los pasos importantes para responder de la manera más adecuada a las críticas que recibimos.

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...