sábado, 26 de febrero de 2022

Responsabilidad Afectiva

RESPONSABILIDAD AFECTIVA

La responsabilidad afectiva es la capacidad individual de saber demandar las necesidades propias dentro de una relación afectiva (ya sea romántica o no) a la vez que se escucha y se atiende las necesidades de la otra persona, encontrando el balance entre lo que sentimos y lo que sienten los otros. Se basa en la creación de vínculos igualitarios tomando consciencia de las consecuencias de los actos propios y ajenos, en los que se establece un importante ejercicio de empatía.

Desde este modo de relacionarnos, somos responsables de las emociones que generamos en los demás con nuestros actos. Sin embargo, manejar este equilibrio en las relaciones afectivas es una cuestión difícil que cada vez se está poniendo más de manifiesto y dando lugar a la aparición de nuevos conceptos en nuestra sociedad como el “ghosting”, término inglés que se utiliza para describir las situaciones en las que una persona desaparece de la vida de otra con la que mantiene algún tipo de relación, de repente sin motivo aparente y sin dar ningún tipo de explicación siendo el máximo reflejo de falta de responsabilidad afectiva.

Para algunas personas la falta de responsabilidad afectiva se produce por la incapacidad de expresar a la otra persona cuáles son sus necesidades actuales, y dónde están sus límites, generando continuamente situaciones ambiguas donde no se definen claramente las intenciones en la relación.

En cambio, para otras personas la falta de responsabilidad afectiva proviene de dificultades a la hora de tener en cuenta lo que la otra persona necesita, a veces tenemos que ceder y adaptarnos, y viceversa, pero este equilibrio también es difícil de mantener sino sabemos ceder de una forma sana, respetando también nuestros derechos.

En ambas situaciones, existe un déficit en la comunicación de las necesidades en la relación que afecta de manera directa a las personas con las que nos relacionamos.

En un primer momento puede parecer que comportarse con responsabilidad afectiva sucede de manera intuitiva, sin embargo, necesitamos encaminar nuestras acciones de manera consciente a esa dirección. Para ello es necesario comunicarse desde la empatía, es decir realizar una escucha activa, validando lo que la otra persona siente, aunque tú no lo compartas. La empatía es tratar de ponerse en el lugar de la otra persona independientemente de tu lógica o valores personales, para tratar de hacer algo al respecto sin juicio, ni presión. En este sentido también es preciso señalar que no es necesario que

la otra persona demande las mismas necesidades que nosotros tenemos, pero no podemos dejarlo a que la otra persona lo adivine, sin expresar de forma activa lo que necesitamos y escuchando también las necesidades que nos muestra la otra persona de la relación.

Debemos de tener en cuenta que ejercer la responsabilidad afectiva supone diversos beneficios para nosotros mismos como, por ejemplo;

- Desarrollo de la gestión emocional.

- Establecimiento de una base de seguridad sobre la que generar vínculos.

- Fomentar la empatía.

- Impulsar el autoconocimiento personal en diferentes áreas.

En conclusión, responsabilidad afectiva es hablar claramente de lo que quieres y esperas en un vínculo, en cambio no es responsabilidad afectiva no comunicar las necesidades propias para así seguir manteniendo el vínculo. A veces es necesario mantener conversaciones incómodas en las que no nos sentimos seguros, porque mostramos nuestras vulnerabilidades, pero es la manera sana de establecer vínculos afectivos sin que la otra persona se sienta engañado o ignorado.

Por todo ello, entendemos la responsabilidad afectiva como la capacidad personal de reconocer y aceptar el impacto que tendrán nuestras decisiones y actos sobre las personas con las que nos relacionamos, teniendo en cuenta las emociones y expectativas que pueden experimentar aquellos con los que me relaciono.

viernes, 11 de febrero de 2022

Ostracismo

El ostracismo

El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y qué mejor fecha para hablar del concepto de ostracismo. El sólo hecho de que este día tenga que reivindicarse ya nos debería dar que pensar… ¿A cuántas mujeres hemos estudiado en el colegio o en el instituto en materias como Matemáticas, Física, Química o Biología? ¿Y a cuántas de las que somos hoy adultas nos habrán dicho de pequeñas aquello de que las carreras de ciencias eran para los chicos?

El ostracismo se define como el acto de excluir, ignorar o rechazar a una persona en una relación interpersonal. En la antigua Grecia, suponía el destierro al que se condenaba a los ciudadanos que se consideraban malos o muy malos para la soberanía popular. En la película “Figuras Ocultas”, dirigida por Theodore Melfi y protagonizada por Taraji P. Henson, se puede apreciar de una manera muy evidente lo duro que tuvo que trabajar Katherine G. Johnson, la matemática que fue clave para la llegada del hombre a la Luna, junto con el resto de sus compañeras, lidiando no sólo contra la mentalidad machista de sus colegas varones, sino también contra los prejuicios raciales de la época.

Las consecuencias psicológicas que puede tener esta práctica hostil para las víctimas que la padecen pueden ser muchas y muy variadas, desde el surgimiento de un ánimo depresivo hasta un estado hipervigilante, desconfiado y ansioso, pasando por un descenso acusado de la autoestima y culminando con la aparición de un sentimiento de culpa tremendamente hiriente, distorsionado y castigador, así como con la existencia de una necesidad de sobrejustificar constantemente tanto los propios logros como las propias faltas.

La persona que sufre ostracismo, en ocasiones conoce el porqué, aunque éste sea completamente absurdo (como el hecho de ser mujer o de tener la piel oscura), pues los perpetradores no se privan de evidenciarlo con sus comentarios despectivos. Sin embargo, muchas otras veces sucede que dicho porqué se desconoce absolutamente, desconcertando aún más a la víctima. Cuando a un niño o a un adolescente le hacen bullying en su colegio o instituto, por ejemplo, no es raro que se pregunte cuál es la causa que ha propiciado tal forma de ostracismo hacia su persona, pero difícilmente podrá dar con la respuesta. El resto de sus compañeros dejarán de hablarle y de juntarse con él, haciéndole claramente el vacío…, pero normalmente no le ofrecerán explicaciones al respecto (ya que en realidad no suele existir ninguna).

Desde el Servicio de Psicología Aplicada de la UNED queremos llamar la atención sobre este proceso interpersonal (en no pocas ocasiones grupal) tan complejo de fundamentar y tan dañino para quien lo padece. Pensamos que la psicoeducación social es clave para su identificación y para la prevención de su puesta en práctica. Esperamos que la lectura de este artículo os haya servido para conocer algo más sobre este concepto o para reconocerlo y saber ponerle nombre en caso de haber participado de algún modo de él. Muchas gracias por seguirnos y leernos. ¡Hasta la próxima!

martes, 8 de febrero de 2022

Depresión

¿CÓMO AYUDAR A ALGUIEN CON DEPRESIÓN?

El 13 de enero de cada año se celebra el Día Mundial de la lucha contra la depresión, un trastorno mental común, principal causa de discapacidad en el mundo, constituyéndose como un problema de social de primer orden.

La Organización mundial de la salud (OMS) establece que la depresión afecta al 5 % de la población mundial, datos que tras la pandemia de la COVID-19 no han hecho más que empeorar.

A pesar de ser una experiencia especialmente dolorosa para la persona que lo sufre, también es complicado para aquellas personas del entorno más cercano como familiares o amigos para los cuales resulta difícil saber qué es la depresión, qué hacer o como poder ayudar a la persona a encontrarse mejor. Por todo ello, desde el Servicio de Psicología Aplicado os ayudamos a entender este trastorno mental y os traemos algunos tips que pueden ayudaros en el caso de encontraros cerca de una persona afectada por depresión:

1.     Comprende la enfermedad

Debemos tener claro que la depresión no es solo un estado de ánimo bajo que implique exclusivamente tristeza, siendo esto necesario, pero no suficiente para que hablemos de depresión. Los cuadros depresivos pueden mostrar una gran variedad de sintomatología de tipo afectiva, cognitiva, conductual y física, donde podríamos destacar:

o   Tristeza la mayor parte del día.

o   Pérdida de la capacidad de disfrute e interés por las actividades gratificantes, viéndose los hábitos y actividades placenteras.

o   Irritabilidad.

o   Ganas de llorar sin motivo aparente.

o   Sentimientos reiterados de culpabilidad y/o inutilidad.

o   Pensamientos negativos sobre sí mismo y sobre el mundo. 

o   Cambio en la alimentación.

o   Alteración en el sueño.

o   Dificultad para concentrarse o problemas de memoria.

o   Desesperanza.

o   Ideación suicida.

2.     Ayuda a expresar y valida

No recurras a expresiones vagas de ánimo del estilo “no estés triste”, “seguro que se te pasa”, “seguro que no es para tanto”, “ya quisieran otros estar como tú”, “ánimo”, ya que, a pesar de tener la intención de ayudar, son expresiones que no validan como esa persona se está sintiendo. Por el contrario, validar lo que la persona está sintiendo desde la empatía, se convertirá en la herramienta más útil para poder convertirte en un apoyo ante el cual sienta que puede expresar como se siente sin ser juzgado.

3.     Acompaña en el tratamiento

Es normal que la pregunta más frecuente que te hagas en estos casos es ¿tiene tratamiento? No cabe esperar que un problema tan complejo como es la depresión se resuelva de manera sencilla, sin embargo, es necesario que sepas y le hagas saber a tu allegado que existen diferentes intervenciones eficaces de cara al tratamiento y siempre se tratara de ajustar a cada caso en particular.

En ocasiones, la persona afectada no ve salida a su situación, y debido a los síntomas que experimenta, le resulta difícil dar el paso de buscar ayuda profesional, por ello es fundamental que la persona se sienta acompañada ayudando a consultar y seguir el tratamiento adecuado.

4.     Ayuda a mantener los compromisos adquiridos y elogia cada uno de sus avances

La implicación en el tratamiento facilitara que puedas ayudar a la persona a mantener los compromisos adquiridos siendo fundamental que refuerces positivamente los pasos conseguidos por pequeños que sean ya que, a pesar de no considerarlos suficientemente relevantes, lo que puede parecerte meramente rutinario, a una persona con depresión puede parecerle realmente costoso, como por ejemplo salir a dar un paseo o cuidar su imagen un día especial. 


jueves, 3 de febrero de 2022

Dolor crónico

¿Qué podemos hacer con el dolor?

Cuando sucede un diagnóstico médico, las personas atravesamos una gama muy compleja de emociones, sensaciones y pensamientos; podemos pensar en los pasos que tenemos que dar a partir de ese momento, echar la vista atrás y repasar los pasos que hemos dado hasta el momento presente y regañarnos por no haber hecho más deporte, haber tenido una dieta más equilibrada o haber mantenido malos hábitos.

En general, podemos decir que cuando recibimos un diagnóstico importante, sufrimos un duelo por la propia salud y es normal que en este contexto aparezcan algunos cambios en nuestro estado de ánimo, en el sueño o en la alimentación; un caso aparte es el dolor crónico, por supuesto implica un duelo, pero también supone algo más.

Entendemos el dolor como una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a daño actual o potencial, o descrito en términos de tal daño. Como vemos esta idea del dolor incluye elementos emocionales y cognitivos que irán ganado importancia en la medida en que la experiencia del dolor se mantenga. Por desgracia, esta perspectiva biopsicosocial del dolor no está lo suficientemente integrada en los sistemas de salud, lo que favorece que no se atiendan factores que a largo plazo pueden incrementar la gravedad del cuadro, estos factores son de naturaleza emocional y cognitiva.

Las dinámicas que se establecen entre el miedo y su evitación, la baja expectativa de recuperación, la ansiedad y el bajo estado de ánimo, así como la repercusión del dolor en el entorno social y laboral de la persona, son aspectos que requieren atención y tratamiento.

En este sentido, la labor de la psicología ha sido ampliamente reconocida, en concreto la aportación de la Terapia de aceptación y compromiso (ACT). En la ultima guía de practica clínica publicada por el NICE (National Institute for Health and Care Excellence), la ACT es recomendada como primera línea de tratamiento psicológico, pero, ¿de qué trata exactamente?

La ACT es una corriente dentro de la psicología, incorpora elementos relacionados con el mindfulness y también con el tratamiento de aspectos más cognitivos, típicos del enfoque cognitivo-conductual. Un concepto clave en esta corriente es la idea de “flexibilidad cognitiva”. La ACT trabaja a partir de la idea de los valores, metas importantes hacia las que nos dirigimos con nuestras conductas, las cuales deben ser flexibles para poder adaptarse al momento presente, y ahí esta la clave, en la adaptación

¿Cuáles son sus puntos clave?

Conciencia del presente: se estimula a la persona a que sea consciente de lo que sucede, aunque eso suponga atender a las sensaciones de dolor en todas sus dimensiones, sensorial, cognitiva y emocional.

Romper con la evitación: mediante el uso de metáforas y ejercicios, se pretende ayudar al paciente a “perder el miedo” a determinados movimientos, actividades o entornos, con el objetivo de favorecer la focalización en los aspectos positivos de estas situaciones, los cuales irán en la línea de sus metas o valores.

-Aceptación: implica que las sensaciones físicas de dolor (lo sensorial) se desconecta de la experiencia de sufrimiento emocional, en ese momento la persona deja de luchar o resistirse al dolor y es capaz de focalizar esa “energía” en otros aspectos.

Parece evidente que no únicamente los factores fisiológicos tienen relación con la experiencia del dolor, especialmente en lo relativo al dolor crónico; en estos casos, la psicoterapia parece la mejor opción para hacer frente a esta circunstancia, mejorar la calidad de vida y actuar en consonancia a lo que es más importante para cada uno, ganando en salud y calidad de vida.

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...