martes, 26 de octubre de 2021

TDAH

¿Conoces el TDAH? Pautas de intervención en el ámbito escolar

El TDAH es una problemática muy común dentro de los escolares que debe abordarse desde su inicio y que, en los últimos años, parece estar en boca de todos. Y aunque seguro que la mayoría hemos escuchado estas siglas en algún momento ¿Qué es realmente el TDAH? 

El TDAH, o trastorno por déficit de atención e hiperactividad/impulsividad, se trata de un trastorno de inicio en la infancia que cada vez es más conocido por la población general, lo cual no es de extrañar al cifrarse su prevalencia en 3%-7% de la población escolar. Se detecta cuando hay un patrón de conductas de desatención, impulsividad e/o hiperactividad mayor al esperado para su edad, tanto en el entorno familiar como en el escolar (por ejemplo no poder permanecer quietos, pasar de una actividad a otra sin finalizar ninguna, distraerse con estímulos insignificantes, olvidos frecuentes, responder aceleradamente sin que se haya finalizado la pregunta, etc.).

Aunque suele tratarse como un mismo trastorno, este puede aparecer únicamente con el componente de déficit atencional predominante, con el de hiperactividad o con el de impulsividad, o también tratarse de una presentación mixta, y esta diferenciación es especialmente importante de cara a la intervención y a las pautas a tener en cuenta por padres, madres, profesorado y otros profesionales implicados. 

Aunque es un problema que también puede presentarse en la vida adulta, su abordaje durante la infancia, su momento de inicio, es especialmente importante, sobre todo teniendo en cuenta que los y las menores con TDAH suelen presentar más dificultades en el proceso de aprendizaje que el resto de la población y esto les sitúa como población de riesgo para el fracaso y/o abandono escolar. Por ello exponemos a continuación algunas pautas que se han mostrado eficaces y que pueden servir específicamente dentro del contexto escolar y familiar, teniendo en cuenta que lo más importante es ponerse en manos de un profesional con la formación necesaria que guíe las intervenciones según el perfil de cada persona.

Tratamiento de la atención

-Controlar los estímulos dentro del aula o lugar de estudio: sentarse cerca del docente, incluir relojes en el espacio, crear una señal entre el profesor y el alumno como llamada de atención.

-Dividir las tareas: organizar las actividades y los descansos entre ellas, dividir las tareas en pequeñas partes, planificar los pasos para llevarlas a cabo.

-Trabajar la motivación del alumno: reforzar las conductas adecuadas, recompensar de manera inmediata, darles feedback sobre sus aciertos y errores, preparar materiales más atractivos para ellos y ellas.

Tratamiento de la hiperactividad

-Controlar los estímulos: permitir que murmulle o que se mueva, planificar los descansos entre tareas, reducir la cantidad de tarea antes de cada descanso y planificar aquellas tareas que van a requerir mayor esfuerzo cognitivo y que le supondrán una mayor dificultad.

-Favorecer momentos de actividad adecuada: para descargar tensión, permitirle hacer diversas tareas que sean adecuadas dentro del aula como levantarse a enseñar la tarea a la mesa del docente o que le ayude a repartir material.

-Manejo de reforzadores y castigos: reforzando el estar sentado, en silencio, realizando la tarea, extinguiendo aquellos movimientos que sean incontrolados.

Tratamiento de la impulsividad

-Establecer normas: esas normas se pueden encontrar en carteles repartidos por el espacio, personalizar al explicar las normas, pedirle que se repita las normas antes de comenzar una tarea, preferiblemente en voz alta.

-Trabajar en la capacidad de reflexión: enseñarle un modelo sencillo de resolución de problemas para que se lo repita mentalmente al iniciar una tarea, pedirle que piense en voz alta.

-Trabajo en autocontrol: descomponiendo las tareas en objetivos más cortos, recompensando una vez que se han alcanzado, sin hablar de la meta final.

Estas recomendaciones pueden ayudar a los y las profesionales a abordar una problemática que suele ser severamente castigada en las aulas bien por una falta de diagnóstico bien por falta de recursos, y que con un apoyo individualizado podría no suponer problemas académicos para los menores.

martes, 19 de octubre de 2021

Cáncer de mama

Día contra el cáncer de mama

Según los últimos registros estadísticos, el cáncer de mama continúa siendo el más frecuente entre la población femenina. Se estima que el riesgo de padecer esta enfermedad a lo largo de la vida de una mujer es de una por cada ocho. Pese a ello, la tasa actual de fallecimientos por este motivo en España es de las más bajas, y la mayoría de las defunciones se dan en mayores de 75 años. Es por ello fundamental acudir a realizarnos revisiones periódicas a partir de cierta edad, sobre todo ante la aparición de síntomas sospechosos, como los bultos, el dolor inusual o el sangrado.

Es cierto que en muchas ocasiones nos asusta la idea de que nos puedan dar malas noticias, y quizás eso nos frene e impida que cojamos cita con nuestro médico. Otras veces puede suceder todo lo contario, es decir, que sintamos la necesidad de pedir una segunda y hasta una tercera o cuarta opinión profesional porque estemos convencidas de que tenemos algo malo y no nos lo están sabiendo diagnosticar, entrando en una espiral constante de preocupación y nerviosismo que va a provocar que nos estemos hipervigilando a todas horas. Pues bien, ambos comportamientos tienen un carácter desadaptativo, y ahora veremos por qué:

Caso número 1. Nunca vamos a revisión: sabemos que podemos ser esa mujer de cada ocho que va a padecer esta dolencia, sabemos también que hay tecnología lo suficientemente avanzada a nuestra disposición como para poder llevar a cabo una detección precoz y, sin embargo, nos negamos a someternos a una exploración rutinaria. ¿Qué conseguimos con esto? Si realmente estamos sanas y salvas, ¿no estaríamos mejor aún si es un profesional de la medicina quien nos lo corrobora? ¿No sería más beneficioso quitarnos ese peso de encima y dejar al fin a un lado esos pensamientos rumiativos que a cada instante nos asaltan? Mas… ¡pongámonos en el peor de los casos! ¿Y si nos comunicaran que tenemos un tumor? ¿Acaso el hecho de ignorarlo nos curaría? ¿No se produciría, en cambio, la situación contraria? Es decir, estaríamos padeciendo una enfermedad altamente invasiva sin ser conscientes de ello, con lo cual las probabilidades de atajarla a tiempo se estarían yendo a pique. Pero, vayamos ahora al siguiente supuesto…

Caso número 2. Vamos a revisión todo el tiempo: primero a una consulta, después a otra…, nos tocamos los pechos constantemente, etc. ¿Qué podemos conseguir con este comportamiento? En primer lugar, acabaríamos inflamándonos el tejido mamario, a base de manipularlo sin cesar. En segundo lugar, si no paramos de someternos a pruebas que requieren pasar por rayos X, ese exceso innecesario de radiación podría hacer que el riesgo de padecer un cáncer, en lugar de disminuir, creciera. Y, en tercer y último lugar, ¿en verdad nos íbamos a creer un diagnóstico poco favorable, si llegara a producirse, si todo el tiempo estamos desconfiando de la opinión de los especialistas cuando nos aseguran que estamos en óptimas condiciones? ¿No hay, acaso, las mismas posibilidades de que fallen en la evaluación hacia un lado de la balanza o hacia el otro? Si opinamos que le concederíamos credibilidad a un juicio clínico aterrador, ¿por qué no concedérsela también a otro que sea más benévolo?

Desde el Servicio de Psicología Aplicada de la UNED deseamos que este pequeño ejercicio os haya resultado de utilidad y que os invite a expandir el pensamiento, sin permanecer ancladas en ese punto invariable del que a menudo no nos movemos, generándonos tal situación ansiedad, estrés y malestar general.
Muchas gracias por seguirnos y leernos. Tenemos una cita en el próximo artículo. ¡Hasta pronto!

viernes, 15 de octubre de 2021

Duelo perinatal

1 de cada 10 mujeres pierde a su hijo durante el embarazo. El aborto es una experiencia mucho más común en la vida de las mujeres de lo que se nombra en la sociedad. Puede ser un hecho traumático, sobre todo cuando se produce en fases avanzadas del embarazo. Experimentar la pérdida de un hijo durante el embarazo o el parto conlleva el duelo perinatal. 

El duelo perinatal es un proceso normal y adaptativo ante la dolorosa pérdida del bebé que se estaba gestando. El duelo de forma general es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida. En el duelo perinatal se experimentan las siguientes fases:

- Negación: los padres se quedan en shock, pueden llegar a querer negar la pérdida, y es muy difícil procesar la información en este momento.

- Ira: aparece una sensación de gran injusticia y se preguntan por qué ha tenido que pasarle a su hijo.

- Negociación: se intenta realizar tratos con uno mismo que llevan a la ira o el dolor para procesar la carga emocional del hecho vivido.

- Tristeza: el dolor se transforma en una tristeza profunda que ayuda a aceptar la pérdida.

- Aceptación: se acepta la pérdida dentro de la vida y se aprende a convivir con ella. 

Durante el duelo por la pérdida de un hijo no nacido las mujeres pueden sufrir, además, de los sentimientos comunes en el duelo, culpa y vergüenza. Aun teniendo en cuenta lo común que puede ser entre las mujeres embarazadas (entre un 10% o 20%), existe cierto tabú. Se impone a la mujer el modelo de “madre perfecta”, y la carga del cuidado durante el embarazo recae por completo sobre la madre, lo que provoca un mayor sentimiento de culpa. Incluso se puede unir la sensación de soledad, ya que, al ser un tema tabú, no se habla de cómo otras mujeres también han pasado por lo mismo. Pueden aparecer, además, pensamientos recurrentes como “no ser suficiente cuidadosa durante el embarazo” o el miedo de que vuelva a producirse en próximos embarazos.

El duelo perinatal puede complicarse si no han recibido los cuidados adecuados y no se ha dado la información y la comprensión necesarias durante un momento tan duro, sobre todo para las mujeres. La empatía y el respeto por el dolor tan grande, como es la pérdida de un hijo, deberían brindarse sin sentirse juzgadas. En muchos casos los padres que sufren una pérdida perinatal se sienten solos. 

Para esto es importante que los padres reciban acompañamiento emocional durante este proceso. Esto significa que todos los sentimientos sean validados, puedan ser escuchados y sus deseos sobre cómo llevar el duelo sean recibidos. Tener la capacidad para poder decidir cómo es la manera de despedirse de su hijo y recibir compresión por parte de los profesionales y familiares que los acompañan, es esencial. Por otra parte, verbalizar los sentimientos y ser escuchados será una forma más de descarga emocional, permitiéndose sentir sin presiones. 

Cuando este dolor interfiere con la capacidad de seguir con la vida diaria es aconsejable pedir ayuda psicológica para aprender técnicas y estrategias para procesar este dolor. 

El 15 de octubre es el día internacional del duelo perinatal. Es por ello que se reivindica la necesidad de hablar de esta situación dolorosa que necesita de compresión y aceptación, pero sobre todo la necesidad de expresar lo acontecido.
A modo de ejemplo, diferentes personalidades han hablado de las dificultades que han sufrido al pasar por un aborto. Entre ellas, está el relato que ha hecho a través de sus ilustraciones y su libro, la artista Paula Bonet tras sufrir dos abortos involuntarios. 

A todas las madres y padres que han pasado por este suceso, les pedimos que expresen cómo se sienten y a que le den el espacio suficiente a su sufrimiento y malestar, buscando ayuda profesional si lo consideran necesario.

domingo, 10 de octubre de 2021

Salud mental

Día Mundial de la salud mental

Hoy, día 10 de octubre, se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la salud mental, fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que tiene como objetivo visibilizar esta área históricamente desatendida y que desde el año 2019 se viene celebrando en un contexto radicalmente diferente al que estábamos acostumbrados. 

Desde el período de confinamiento poblacional en la primavera de 2020, la salud mental ha estado en boca de muchos; pese a que ahora, hablamos de “la otra epidemia” refiriéndonos a las dificultades en salud mental que ha dejado la COVID-19, no debemos olvidar que los problemas de salud mental son algo que ha estado presente en la sociedad desde sus orígenes pese a que, pocas veces, se les ha dado el espacio merecido en el ámbito de la salud pública.

Por desgracia, solo hace falta remitirnos a las cifras para ver este argumento reforzado. Según el INE, cada día fallecen diez personas por suicidio, constituyendo este el principal motivo de fallecimiento por causa violenta, superando a los fallecimientos por accidentes de tráfico. 

Por votación popular, la OMS ha elegido como lema para este día “atención de salud mental para todos: hagámosla realidad”, algo con lo que no podríamos estar más de acuerdo. Nos toca por lo tanto aprovechar este día para revindicar y visibilizar lo vital que resulta atender este ámbito desde los entornos públicos, no únicamente el hospital, sino también, desde otros como la escuela o los centros de salud. Por desgracia, los problemas en la atención a salud mental no tienen que ver con la COVID-19, sino que resultan de un problema estructural del sistema. Las dificultades de salud mentales derivadas de la pandemia han venido a señalar dichas deficiencias que se venían denunciando desde hacía tiempo. 
Lamentablemente, muy pocas personas tienen acceso a servicios de salud mental de calidad, en nuestro país la mayor parte de la asistencia en salud mental procede de los servicios privados, y podemos ver esto reflejado en el ámbito de la psicología: por cada 100.000 habitantes hay 6 psicólogos, frente a la media europea que es de 18. También podemos observar el consumo de psicofármacos, concretamente de ansiolíticos: en España más de dos millones de personas toman ansiolíticos a diario, posicionándonos en el segundo puesto a nivel europeo por detrás de Portugal. 

Todo esto sucede al mismo tiempo que aumentan los diagnósticos de trastornos mentales en los mayores de 15 años, se incrementan los problemas de sueño y la sintomatología asociada a cuadros depresivos moderados y graves (encuesta sobre salud mental de los/las españoles/as durante la pandemia de la COVID-19). 

Como vemos, la situación cada vez es más compleja y con los recursos actuales no es posible atender la demanda actual desde el ámbito público, urge aumentar la inversión en salud mental, especialmente en el ámbito de la atención primaria. Dotar de una mayor ratio de psicólogos por habitantes y colocarnos en primeria línea de salud mental podría atajar los problemas descritos, al dotar de herramientas a los ciudadanos para cuidar su salud mental, tenemos la capacidad de restar presión asistencial a los médicos y enfermeros de atención primaria, reducir el consumo de psicofármacos y, en definitiva, disminuir el riesgo de problemas de salud mental y fomentar una sociedad más consciente de la importancia que esta tiene y más preparada para afrontar de manera saludable las posibles dificultades.

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...