La dependencia emocional
Últimamente la frase “ser tóxico” se oye mucho, la escuchamos en conversaciones con amigos, en el autobús o en la televisión, pero ¿qué es “ser tóxico” o tener una “relación tóxica”? Normalmente definir esto en términos generales es sencillo, podría definir a la pareja de un amigo o amiga, o esa persona que aparece en programas sensacionalistas; pero, ¿a qué se refiere realmente esta expresión?
Pese a que el término tóxico es algo que se utiliza habitualmente, nosotros preferimos hablar de dependencia emocional. ¿Qué es la dependencia emocional? De manera sencilla podemos decir que la dependencia emocional es ese tipo de relación en la que existe un desequilibrio, una persona provee y la otra recibe, por ejemplo, cuidados o afecto; además, suele acompañarse de cierto malestar, la sensación (o certeza) de que esa persona no nos hace bien, pero nos vemos incapaces de salir de esa relación. Es importante recordar que, aunque esto se escribe desde la perspectiva de la relación amorosa, no es necesario tener una relación de pareja para que esto se pueda producir, también podemos verlo en relaciones de amistad.
Antes de empezar, cabe mencionar que la dependencia de otras personas no es mala en sí misma, por ejemplo, existen relaciones de dependencia saludables como las que se producen entre padres e hijos, o entre hermanos, que constituyen grandes fuentes de satisfacción; no obstante, puede constituir un problema cuando genera un malestar significativo. Con el objetivo de facilitar un poco el proceso de identificación de las relaciones de dependencia emocional, os ofrecemos algunas señales que pueden aparecer en ellas:
-“Necesitan” al otro para regularse, por ejemplo, si se sienten mal por algo que ha dicho o hecho, les puede ser muy difícil calmarse, necesitaran llamar o hablar de manera inmediata con el otro.
-Miedo al abandono o al rechazo y desconfianza a los demás, esto les puede llevar a intentar controlar a la pareja, por ejemplo, leyendo conversaciones privadas o revisando redes sociales, etcétera.
-La manera de vincularse en la relación no es de igual a igual, tienden a posturas de dominación o sumisión.
-Problemas de autoestima y con la identidad, pueden adoptar los gustos, manera de vestir, aficiones o estilo del otro (amigo o pareja).
Estas señales “generales”, se ven plasmadas en comportamientos cotidianos que podemos llegar a normalizar, como los celos, mirar el teléfono a la pareja, la dificultad para establecer límites en la relación o la incapacidad para mantener acuerdos establecidos. En situaciones extremas, en este tipo de relaciones puede aparecer la violencia en sus diferentes formas (física, verbal, psicológica, sexual o financiera). En estos casos es importante recordar, que nada justifica la agresión de ningún tipo a otra persona, por lo que lo primordial en estos casos es protegerse a uno mismo.
Pese a que podemos caer en este tipo de relaciones, es importante recordar que, las relaciones sanas, son aquellas que se producen en un clima de cooperación y de igualdad, en las que ambos componentes de la relación proveen y reciben de la misma manera o, al menos, en porcentajes cercanos al equilibrio, este tipo de relaciones se denominan relaciones de interdependencia. Si te interesa saber más sobre este tema, te recomendamos la charla TED Dependencia emocional de Arun Mansukhani, además, te invitamos a leer algunos de los artículos de nuestro blog en los que tratamos sobre las relaciones de pareja, por ejemplo, el post Asertividad en pareja.