miércoles, 27 de marzo de 2024

Estrés migratorio

Explorando el estrés migratorio y aculturativo

Pluralidad, diversidad, conectividad … son palabras que recogen algunas de las características que representan las tendencias en la sociedad contemporánea. Por un lado, las nuevas tecnologías y medios de comunicación permiten una difusión mucho mayor de información acerca de otras culturas y formas de pensar, y, por otro lado, otro fenómeno que facilita el intercambio cultural y es tan antiguo como vigente es el de las migraciones.

El proceso migratorio es capaz de producir cambios muy significativos en la persona y su desarrollo, puesto que, ya sea un desplazamiento nacional o internacional, la persona se va a ver afectada por multitud de variables (condiciones de convivencia, experiencias asociadas al desplazamiento migratorio en sí, diferencias en el lenguaje, etc.) que en algunos casos puede sobrepasar las estrategias de afrontamiento del migrante. En ese sentido, hay investigaciones que señalan tres grupos de factores principales que son determinantes en la salud mental del migrante: la sociedad del país de origen, la migración en sí, y las circunstancias en el país de acogida.

Una vez que la persona se encuentra en el país de acogida, esta comienza un proceso de aculturación psicológica, lo cual se refiere a los cambios psicológicos y sociales que se van dando en la persona para adaptarse a los nuevos patrones culturales. Uno de los modelos más reconocidos es el propuesto por Berry (1992), que describe las actitudes de aculturación en cuatro dimensiones dependiendo de las estrategias de afrontamiento cultural que utilicen los migrantes. Cada una de las estrategias plantea unas características dependiendo del acercamiento/alejamiento a la cultura de acogida y la cultura de origen:

Integración: la persona valora positivamente tanto la cultura de origen como la de acogida, manteniendo relaciones significativas con ambas.

Asimilación: rechazo a conservar la cultura de origen y las relaciones son con miembros de otro grupo étnico.

Separación: se preserva la cultura de origen a costa de evitar las interacciones con personas de otras etnias como la del país receptor.

Marginación: pérdida de interés por conservar la cultura propia y la falta de interacción con la cultura de acogida.

La elección de conductas congruentes con un estilo de afrontamiento u otro es dinámica y depende de variables personales y contextuales, por lo que es posible que una persona adopte uno de los estilos permanentemente y que otra cambie de estilo al cabo de un tiempo si esto resulta más adaptativo para ella.

El concepto de estrés aculturativo ofrece una conexión entre el proceso migratorio y la salud mental, de modo que se considera la forma como la persona experimenta las situaciones estresantes derivadas de la interacción cultural, más allá del tipo de interacción cultural que tiene el individuo en sí. Los factores principales que se tienen en cuenta como parte del estrés aculturativo serían la nostalgia, el choque cultural y la discriminación percibida. La influencia de estos estresores en la persona, se considera siempre en relación a los recursos disponibles que tenga, puesto que la inmigración como tal no constituye un factor de estrés o factor de riesgo.

Por todo ello, comprender y abordar el estrés migratorio y aculturativo es fundamental para proporcionar un apoyo efectivo a los migrantes y promover su bienestar emocional y social, así como para mejorar la convivencia e integración en las sociedades de acogida.

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