lunes, 29 de noviembre de 2021

Pedir ayuda

 AYUDA

¿Por qué nos cuesta pedir ayuda? 

Vivimos en una sociedad en donde la competitividad con el resto de personas y valores como el esfuerzo y la dedicación están muy individualizados, por lo que no se valora la necesidad de convivir en grupo. Por tanto, cuando hablamos de pedir ayuda, algunas personas pueden relacionarlo con sentimientos de vergüenza o incapacidad. También puede ser visto como una violación de los derechos de la persona a la que se le pide ayuda o, por el contrario, pensar que los demás ya deberían saber lo que necesitamos. En algunas ocasiones puede parecer que tengamos que devolver el favor a la persona que se lo solicitamos. Para resolver estos dilemas podemos generar pensamientos alternativos que nos ayuden a manejar la situación cuando pedimos ayuda.

Antes de pedir ayuda hemos de valorar la situación en la que nos encontramos, e identificar si podemos afrontarla nosotros mismos o si necesitamos ayuda. En este último caso, también hemos de identificar la ayuda concreta que requerimos de la otra persona.

Para pedir ayuda necesitamos tener en cuenta una serie de aspectos básicos, como son:

- Reconocer que necesitamos ayuda.

- Identificar a las personas que nos pueden ayudar.

- Comenzar utilizando mensajes desde el “yo”. Ej. “Me gustaría que me acompañases, ¿Puedes venir?

- Acercarnos a la persona, saludarle y explicarle la necesidad de ayuda de forma clara y directa, reiterando lo importante que resulta para nosotros.

Si se presta la ayuda, es bueno recordar el agradecimiento.

En cambio si la persona se niega a ayudarnos, no hemos de enfadarnos, podemos volver a insistir utilizando la asertividad (ej. Entiendo que no puedas venir porque tienes muchas cosas que hacer, pero realmente necesito que me acompañes). Tenemos que entender que los demás también tienen su derecho a declinar su ayuda.

Los demás no tienen por qué saber en general lo que deseamos o necesitamos en un momento dado, sino que es más aconsejable dar señales, indicios claros que orienten a la persona de nuestras propias necesidades o deseos sinceros. La conducta del otro nos dice si le hemos informado adecuadamente o no.

Los sentimientos de vergüenza posiblemente no desaparezcan solo porque pensemos que estemos en nuestro derecho de pedir ayuda. También podemos utilizar la regulación emocional para poder lidiar con estos sentimientos desagradables, siendo conscientes de ellos y aceptándolos.

La compasión con nosotros mismos nos puede ayudar entender que no somos perfectos y a veces también podemos cometer errores.

Otra veces también podemos pensar que pedir ayuda no a va servir porque alguien externo seguramente lo haga mal. Aquí puede ayudarnos actuar la flexibilidad cognitiva, la capacidad de pensar diferentes situaciones posibles en las que encontremos la manera de solicitar la ayuda de forma adecuada. Seguro que existe más de una manera de solicitar la ayuda.

Pedir ayuda es necesario en muchos momentos de nuestras vidas. No solo puede aportar a nuestras la demanda que solicitamos si no que podemos obtener más beneficios. Cuando pedimos ayuda fortalecemos la relación con la persona haciéndole partícipe de nuestra vida, se aumentan las conductas recíprocas y con ella también generamos mayores interacciones positivas a nuestro alrededor. Aceptar que necesitamos ayuda puede ayudarnos en nuestro día a día para delegar tareas que no podemos llevar a cabo y consiguen saturarnos.

Finalmente, también podemos utilizar esta solicitud de ayuda como una forma en la que a veces aprendemos a gestionar el rechazo, aprendiendo también a generar otras conductas alternativas ante la negación de los demás. 

jueves, 18 de noviembre de 2021

Terapia infantil

Qué esperar de la terapia infantil: cuándo acudir, cómo funciona y algunos mitos.

El desarrollo de un ser humano es un proceso complejo en el que intervienen numerosos factores, desde los propios de la persona hasta los relacionados con el entorno en que se desarrolla. Esta compleja combinación, en ocasiones, produce situaciones que se pueden convertir en verdaderas dificultades si no se interviene a tiempo; por este motivo en algunos casos resulta necesario que los más pequeños acudan a consulta psicológica.

Puesto que este tipo de situaciones suele, lógicamente, alarmar mucho a madres y padres, a continuación, respondemos a algunas de las preguntas que se pueden plantear antes de acudir a consulta. Por supuesto, este texto se plantea a nivel orientativo, cada caso es diferente y serán los interesados quienes valorarán la conveniencia de acudir a consulta o no, además, el proceso aquí descrito es un reflejo del modo de trabajo del Servicio de Psicología Aplicada, que no tiene por qué coincidir con la forma de trabajar de otros profesionales.

¿Cuándo tendríamos que valorar acudir a consulta?

Ante la presencia de miedos, ansiedad, bajo estado de ánimo o problemas de conducta, padres y madres preocupados por la salud de sus hijos e hijas, pueden plantearse si es necesario o no acudir a consulta psicológica.

En aquellos casos en los que padres y madres se sienten desbordados al tratar de abarcar algunas problemáticas, consideran que existe cierto riesgo para el menor (por ejemplo, se araña o se golpea), sienten que no cuentan con las herramientas necesarias para poder manejar la situación o esta situación afecta a aspectos importantes para el desarrollo del pequeño, como el colegio o las relaciones con otros niños; parece recomendable plantear el acudir a consulta.

¿Qué podemos esperar de la terapia infantil y cómo funciona?

En este punto debemos tener en mente que cada profesional trabaja de un modo diferente; pese a esto, por norma general, se comenzará con una evaluación del menor y en la que se solicitará la colaboración de los padres.

Del mismo modo, se pedirá a los padres cierta implicación en el proceso de terapia, bien aplicando algunas sugerencias en casa o bien haciendo algunas modificaciones en la manera de gestionar la situación.

Con el menor se trabajará mediante el juego, el dibujo o dinámicas, los objetivos que se hayan planteado. De esta manera adaptamos al “lenguaje” del menor aspectos que para ellos pueden ser difíciles de entender.

Algunos mitos sobre la terapia infantil

El cambio solo depende de lo que el psicólogo hace en consulta con el pequeño”. 

Para que se produzcan cambios en un menor es necesario que se produzcan cambios en el entorno, y más concretamente en las figuras de cuidado principales, habitualmente, los padres.

Si llevas a tu hijo a consulta es que algo estás haciendo mal”. 

Esto es un falso. Como veíamos al principio, el desarrollo de un ser humano es un proceso complejo en el que intervienen muchos factores, además, acudir a consulta infantil es una muestra de preocupación y cuidado hacia el menor, es una muestra de interés por el bienestar del niño y de mejora como padres.

Los niños no se enteran de los problemas”.

Esta es una creencia muy habitual y es totalmente falsa, ya que los pequeños tienen una gran habilidad para captar los cambios y los estados emocionales de los adultos, que no sepan qué sucede exactamente, no quiere decir que no les afecte o que no sepan que algo va mal.

En conclusión, el proceso de terapia con menores suele despertar muchas dudas en los padres y madres, y está rodeado por muchos mitos que generan preocupación e incluso sentimiento de culpa. Sin embargo, solicitar ayuda de un profesional si el menor o los progenitores la requieren, es una muestra de preocupación por el bienestar de los más pequeños.

martes, 9 de noviembre de 2021

Aaron Beck

EL LEGADO DE BECK

Desde el Servicio de Psicología Aplicada de Guadalajara queremos homenajear a Aaron Beck, fallecido el pasado día 1 de noviembre a la edad de 100 años, dada la importancia para la historia de la psicología y por los aportes en la intervención en diversos trastornos desde su Terapia Cognitiva, hoy día conservada dada su eficacia y reformulada e integrada en otras nuevas terapias.

De formación médica, Beck se especializó en Psiquiatría bajo el paradigma psicoanalítico, al que intento evidenciar científicamente en algunas de sus proposiciones. Esta epistemología, quizá dada la época en que realizó sus primeros trabajos, estaba siendo reemplazada por otra de corte racional, donde era necesario localizar hechos objetivos y con “ajuste” a la realidad “lógica” que nos rodea. Beck terminó trabajando bajo esta nueva mecánica, aportando nuevos conceptos como “esquemas” o “creencias automáticas”, a priori más evidenciables y fáciles de medir y predecir. Buena cuenta de ello es la creación de instrumentos intencionadamente válidos y fiables para detectar objetivamente el riesgo de suicidio, ansiedad o depresión. Entre ellos, el más común, conocido y utilizado quizá sea el Beck Depression Inventory (BDI), donde se recogen los síntomas más evidenciables de depresión y se obtiene una única numeración baremada y con puntos de corte para la valoración de trastornos depresivos.

El paradigma racionalista mentado está orientado a la demostración científica de sus postulados por una parte y, por otra, al conocimiento que se le da al mundo en base a los conocimientos. En concreto, centrándose en operaciones mentales (esquemas o pensamientos, por  ejemplo) que dan sentido (interpretan) a lo que nos rodea (ambiente). Otros reconocidos psicólogos e investigadores como Skinner, Ellis o Bandura pertenecen a esta rama epistémica.

Beck consideraba una entidad única (organismo) con subsistemas interrelacionados entre sí: afectivo, comportamental, fisiológico y cognitivo. Este último sería quien regula los comportamientos poniendo en marcha o inhibiendo diversas respuestas a todos los subniveles. En 1967 Beck solo proponía un tipo general de “esquemas” en el subsistema cognitivo, que posteriormente pasaron a ser considerados más periféricos al tomar en consideración distintos niveles dentro del propio subsistema.

El sistema más completo que propuso consiste en varios subsistemas cognitivos: pensamientos nucleares, distorsiones y cogniciones automáticas. Imaginemos una situación en que una persona se dice a sí misma que “me da miedo interactuar con compañeros de clase” y “creo que no conecto”. Esto sería una cognición automática final, algo que aparece en nuestro día a día muy comúnmente y podemos dar por sentado. Estas pueden irse “acumulando” y hacernos sentir mal y no permitirnos desarrollarnos en algunos aspectos de nuestra vida, como en este ejemplo, interactuar y recibir apoyo social de los compañeros de clase. 

A un nivel intermedio podrían estar apareciendo las distorsiones, que serían errores lógicos de pensamiento. Se han consensuado una serie de estos errores, como los deberías, catastrofismo o pensamiento mágico. En el ejemplo, podría estar apareciendo “deberías ser más amable” o “me rechazarán si cometo algún error”. El núcleo, gestado a lo largo del devenir de la vida, sería coherente que fuese “no soy válido”, algo que conectaría la mayor parte de sus esquemas y, por tanto, posible disfuncionalidad en el abordaje de muchos aspectos vitales.

Cada trastorno mental tendría para Beck unas disposiciones típicas. La más evidenciada sería la Tríada Cognitiva referida a la depresión, donde los esquemas sobre el mundo, el futuro y uno mismo serían disfuncionales. Aun así, en 1976 expone que cada uno tendríamos un sistema de reglas característico que opera de manera idiosincrásica, siendo en muchas ocasiones, automáticas. Será más adelante, en 1987, cuando adquiere un modelo de diátesis-estrés, en el que se recoge cómo se afrontan las situaciones ante sucesos y cómo el organismo trabaja para volver a un estado de equilibrio previo.

La Terapia Cognitiva emplea en base dos técnicas muy concretas: empirismo colaborativo (establecer metas conjuntas, búsqueda de evidencia en las situaciones que trae el paciente) y el uso del método socrático (contrastación de creencias más realistas). Y es que establece que la realidad (al contrario que otras terapias más actuales, como las de Tercera Generación) es de alguna manera, única y existen patrones lógicos que se ajustan a ella más que otros. Discutir estos patrones será, por tanto, una técnica fundamental.

Muy recientemente, en 2005, se produjo un encuentro entre Beck y el Dalai Lama, donde discutieron las semejanzas entre la Terapia Cognitiva y la meditación, mostrándose así el interés del propio Beck en el desarrollo de la terapia y su integración en otras como la Terapia de Aceptación y Compromiso (Tercera Generación).

La Terapia Cognitiva es de primera línea de intervención en trastornos depresivos, de ansiedad o de personalidad, observando la importancia que sostiene en la actualidad en la intervención psicoterapéutica.

Como se observa, Beck fue precursor y, hasta sus últimos momentos, una figura muy importante en el campo de la investigación y psicología aplicada. Desde el SPA os animamos a profundizar en su extensa obra.

jueves, 4 de noviembre de 2021

Perfeccionismo

PERFECCIONISMO ¿UNA CONSTANTE INSATISFACCIÓN?

Nos gustaría abrir esta entrada con una serie de preguntas: ¿Qué es el perfeccionismo? ¿Es positivo o negativo tratar de ser perfeccionista? 

Para contestar estas preguntas debemos de partir de la idea que concibe el perfeccionismo como una creencia asociada a lograr la excepción, lo que puede llevar al ser humano a sacar lo mejor de sí mismo y conseguir motivarse, por lo que tiende a ser una característica asociada a personas exitosas. Sin embargo, ¿dónde esta el límite del perfeccionismo? Todos intentamos proyectar una imagen positiva de nosotros mismos, pero ¿qué ocurre cuando anhelamos alcanzar la perfección en todos o algunos de los ámbitos de nuestra vida? Este perfeccionismo acaba entonces convirtiéndose en una obsesión, y es lo que conocemos como perfeccionismo obsesivo o patológico

El perfeccionismo obsesivo se entiende, por tanto, como una conducta patológica que refleja un afán de alcanzar la perfección en todo, y que, por lo general, propicia estar constantemente insatisfecho al no ser capaz de alcanzar las metas propuestas las cuales tienden a no ser realistas, razonables o alcanzables.  

¿Qué se esconde detrás de este perfeccionismo obsesivo? 
Principalmente hablamos de miedo; miedo a cometer errores ya que estos son valorados como auténticos fracasos y suponen en la persona un sentimiento de profunda falta de valía personal, así como miedo al rechazo o desaprobación que puedan generar estos errores por parte de los demás, ya que “ser perfectos” permite a las personas protegerse de las críticas que pueden recibir en un determinado momento. 

Resulta interesante destacar también la frecuente presencia de sesgos cognitivos, entendiendo estos como creencias e ideas que forman parte del repertorio del pensamiento humano y que suponen un importante impacto sobre nuestro estado de ánimo y la forma en la que respondemos y actuamos. Es frecuente en este tipo de personas que las distorsiones cognitivas más habituales sean el uso del “debería”, reflejando ello la rigidez en cuanto a las normas de actuación, así como la presencia de un pensamiento dicotómico que hace valorar las situaciones en términos de todo o nada. 

Hoy en día se está convirtiendo en un trastorno habitual, dadas las grandes exigencias de la vida actual, y es necesario tratar de manejarlo para que no nos afecte negativamente, por ello aprovechamos este post para mostraros algunas claves a la hora de romper con ello: 

- Establecer metas realistas basadas en las propias necesidades.
- Delegar tareas cuando sea necesario.
- Tomar conciencia del problema que supone el exceso de perfeccionismo.
- Centrarse en el proceso en lugar de valorar solo los resultados.
- Evaluarte por cómo eres y no por lo que consigues. 
- Validar y aprender de tus errores.

Este tipo de perfeccionismo se asocia a falta de seguridad, de confianza, a la rigidez en el pensamiento y a altos niveles de ansiedad, por lo que en lo referente a la salud mental, numerosos estudios han arrojado evidencias de la comorbilidad existente entre la conducta patológica del perfeccionismo obsesivo y diversos problemas psicológicos como trastornos de ansiedad, depresión, trastornos de sueño y trastornos de alimentación principalmente. 

En conclusión, el perfeccionismo puede ser un gran aliado que nos impulse a alcanzar la mejor versión de nosotros mismos, pero si este se convierte en una obsesión, puede ser un obstáculo en nuestra vida cotidiana generando un gran sufrimiento y malestar e interfiriendo de manera severa en las diferentes áreas de nuestra vida. 

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...