domingo, 7 de enero de 2024

Fases del estrés

Fases del estrés 

            El estrés es una reacción del organismo que surge ante situaciones que interpretamos como amenazantes o muy demandantes; es decir, cuando percibimos que nuestros recursos no son suficientes para afrontar la situación. Esta reacción está mediada por las estrategias de afrontamiento presentes, la capacidad de adaptación a las distintas situaciones que surgen y por la propia situación o problema que lo ha desencadenado 

            Es importante tener en cuenta que el estrés es una respuesta natural y adaptativa que nos permite adaptarnos a los cambios que se producen en nuestro contexto. Por ejemplo, se acerca la fecha límite de entrega de un informe del trabajo que aún no he empezado, lo que me genera cierta sensación de estrés. Esa reacción va a ayudarme a poner en marcha las acciones necesarias para comenzarlo y poder enviarlo a tiempo, permitiéndome así adaptarme al ambiente. 

            Por otro lado, es habitual confundir estrés con ansiedad, ya que ambas se suelen presentar de manera similar. Sin embargo, en el caso del estrés y a diferencia de la ansiedad, el desencadenante es más claro, la intensidad (en principio) es más soportable y es funcional (a priori, también). Además, la reacción a éste está presente el tiempo que dure el estresor y, una vez cese, la sintomatología asociada también lo hará. 

            La exposición a situaciones estresantes no es mala por sí misma. Aunque, la experimentación de estrés de manera intensa, frecuente y continuada en el tiempo puede acarrear ciertas consecuencias. En este sentido, Selye, en 1936, conceptualizó lo que se conoce como las fases del estrés: 

  • Fase de reacción de alarma: al detectar una situación estresante, nos preparamos para responder, es decir, nos encontramos orientados a la acción a través de respuestas tanto de lucha como de huida. En esta fase también vemos aumentada nuestra capacidad de atención y concentración. Su duración es corta y no es perjudicial para el organismo si, posteriormente, disponemos del tiempo necesario para su recuperación.   

  • Fase de resistencia: entramos en esta fase cuando no nos permitimos el descanso necesario para recuperarnos de la fase previa. El fin de esta fase es la adaptación a la situación, pero los recursos se van agotando. Es habitual, además, que comencemos a experimentar los primeros síntomas de estrés, como una mayor irritación, problemas de concentración y dificultad para realizar nuestras obligaciones con normalidad. 

  • Fase de agotamiento: si el estrés continúa en el tiempo o se vuelve más intenso, la capacidad de resistencia puede llegar a agotarse y entramos en la fase de agotamiento. En este momento, los síntomas se vuelven más intensos y más incapacitantes. 

            Existen diferentes estrategias que pueden ayudarnos a gestionar el estrés que podemos experimentar en cualquiera de sus fases. Si consideras que necesitas ayuda, la terapia psicológica es un buen espacio para aprender todas esas herramientas. 

            ¡Esperamos que os haya resultado de interés este post! 

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