jueves, 27 de mayo de 2021

Nutrición

Nutrición y salud mental

Cuidar la alimentación y mantener hábitos saludables también forma parte del cuidado de nuestra salud mental. En el presente artículo, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Nutrición (28 de mayo), abordamos la relación entre la alimentación y la salud mental.

La dieta ideal

En primer lugar, sabemos que la dieta juega un papel importante en la salud del cerebro. Alimentarnos de forma sana y equilibrada ayuda a mantener un rendimiento intelectual correcto, a prevenir trastornos mentales e incluso a frenar el deterioro cognitivo. Pero, ¿cómo saber si nos alimentamos correctamente? La respuesta parece estar, sin ir más lejos, en la dieta mediterránea. El grupo de investigación en Riesgo Cardiovascular y Nutrición del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM-Hospital del Mar, Barcelona) publicó un estudio en 2008 en el que se mostraban los efectos positivos en la salud mental de seguir la Dieta Mediterránea. Adicionalmente, el estudio concluyó que los beneficios no eran solo debidos a los alimentos propios de la dieta mediterránea, sino también al estilo de vida que se asocia a la misma, como comer más en casa y en familia o invertir más tiempo en preparar los alimentos. Los resultados también indicaron que la dieta mediterránea está relacionada con una mejor percepción de nuestra propia salud física y mental.

Grasas saturadas y grasas trans

Sabemos que el consumo habitual de alimentos procesados es perjudicial para nuestra salud. Sin embargo, también sabemos que puede serlo para nuestra salud mental. Un estudio realizado por las universidades de Navarra y Las Palmas de Gran Canaria demostró que la depresión está asociada a algunos ingredientes habitualmente presentes en la comida rápida y la bollería industrial. Se concluyó que las personas con un alto consumo de grasas trans (presentes en bollería y pastelería industrial, caramelos o helados) y saturadas, tenían un 48% más de probabilidades de sufrir depresión que quienes hacían un consumo moderado. Sabemos que en el desarrollo de la depresión intervienen muchos factores, pero parece ser que la dieta también juega un papel relevante.

Otro estudio llevado a cabo por el Hospital McLean de Massachusetts también exploró la relación entre la depresión y los alimentos. Los resultados indicaron que para tratar la depresión ciertos alimentos son más efectivos que los psicofármacos. Los investigadores encontraron que los ácidos grasos Omega-3 y los alimentos con un alto contenido de uridina son capaces de reducir los síntomas de la depresión en igual o mayor medida que tres antidepresivos utilizados en el estudio. Estos nutrientes se encuentran en el pescado, las nueces, el brócoli o el tomate entre otros.

¿Y la combinación perfecta?

Si combinamos una dieta mediterránea con actividad física regular obtendremos una gran fuente de bienestar y salud. Esta combinación también supone un factor protector frente al deterioro cognitivo. También estaremos previniendo y reduciendo la ansiedad, el estrés o la depresión. Si a ello le sumamos unos hábitos de vida más saludables (no fumar ni consumir alcohol en exceso), ayudaremos notablemente a mejorar y mantener nuestra salud mental.

jueves, 20 de mayo de 2021

Ensayos clínicos

DÍA INTERNACIONAL DEL ENSAYO CLÍNICO (20 DE MAYO) Y PSICOLOGÍA

Hoy día se habla mucho en los medios de comunicación de los “ensayos clínicos” en relación a las vacunas y posibles medicamentos contra la COVID-19. Pero este destacar actual del concepto no significa que sea algo nuevo (ni mucho menos). De hecho, son muchas décadas en las que se han realizado, desde que el doctor escocés James Lind iniciase el primero el 20 de mayo de 1747 tratando de obtener cura para el escorbuto. Desde entonces se han mejorado los procesos y las técnicas que los conforman con el fin de responder a algunas preguntas importantes de los tratamientos: ¿funcionan?, ¿en qué medida?, ¿a quién o contra qué problema concreto?, ¿hay alguien para quien no estén indicados?, ¿cómo son sus efectos a corto plazo?, ¿y a largo plazo se mantienen o generan otros problemas diferentes? Preguntas como estas y muchas más las realizan los investigadores a lo largo del proceso de desarrollo de un tratamiento.

En psicología también se realizan. De hecho, es una ciencia y está basada en la evidencia, esto es, en datos que demuestran que lo que se aplica en terapia por ejemplo sirve para el determinado problema o trastorno a tratar. Estos datos son recogidos de manera planificada y meticulosa, y conciernen aspectos que cabe especificar y resaltar sobre otras ciencias: en muchos casos son conceptos abstractos, constructos como la tristeza, la agresividad, la personalidad… y un sinfín de ellos, intangibles y de difícil caracterización. Es por ello que la investigación en psicología requiere de una rigurosidad extrema para así poder llegar a determinaciones concluyentes.

La investigación se basa en fases, en las que se van añadiendo participantes para observar si fueron anecdóticos los primeros logros o no. También requieren de tiempo para observar si los efectos logrados se mantienen en el tiempo o no, o incluso puedan ser iatrogénicos, esto es, generar más problemas que soluciones.
En psicología clínica es de vital importancia conocer qué tratamientos y técnicas se pueden aplicar o no a una determinada persona en función de su personalidad, aceptación, problemática concreta y comorbilidad, entre otros. Así, técnicas como la relajación, la reestructuración cognitiva o la planificación y organización del tiempo pueden ser recomendables a priori para todos, pero hay personas que o no las admiten o incluso pueden empeorar sus problemas. Hay quien en lugar de relajarse se pone más nervioso, otros piensan y rumian más ante un debate cognitivo o pedir que se organicen les implica fomentar algo que ya hacen y puede ser fuente de malestar.

Existen terapias más generales (como la Cognitivo-Conductual, la Basada en Mindfulness para la Depresión o Terapia de Focalización para la Esquizofrenia) que son aplicables previa evaluación del paciente. Y es que, en psicología, evaluar será de suma importancia por varios motivos, ante todo por elegir qué se va a trabajar (focos) y valorar la aceptación de las técnicas implicadas en el proceso. 
Podemos encontrar guías en función de la problemática presente, libros, manuales, estudios realizados y publicados, meta-análisis… que serán de ayuda para elegir la intervención a realizar. Estas consecuciones se han gestado gracias a ensayos clínicos previamente realizados.
Muy importante es que los ensayos sean éticos, esto es, que respeten la condición y derechos humanos. Por ejemplo, no sería ético “provocar” una depresión para después tratar de mejorarla. Que un ensayo sea ético y acorde al Código Deontológico será siempre un requisito indispensable para el inicio de la investigación de una determinada terapia.

Desde el Servicio de Psicología Aplicada valoramos estos avances para ofrecer intervenciones adecuadas a cada persona, tratando de que la “Psicología Basada en la Evidencia” sea uno de los pilares angulares de nuestra labor de ayuda a quienes acuden a nuestro servicio.

jueves, 13 de mayo de 2021

Cumplidos

¿POR QUÉ NOS RESULTA INCÓMODO RECIBIR CUMPLIDOS?

Si pensamos en recibir una crítica, probablemente sea una idea que no nos agrade en exceso, aun entendiendo el beneficio que estas suponen cuando son constructivas. Sin embargo, cuando se trata de un cumplido, es posible que nos encontremos ante sensaciones o dificultades similares. Si lo imaginamos como un campo de juego, puede que, al recibir el balón, tratemos de pararlo, neutralizando ese cumplido. O puede que devolvamos el balón, respondiendo rápidamente con otro cumplido hacia la otra persona. De ambas maneras, nuestro objetivo es que el contador siga quedando empate o a 0, en lugar de anotarnos el punto. ¿Por qué podemos tener estas dificultades?

Las creencias culturales, por ejemplo “hay que ser humilde ante los halagos” o “si te está diciendo un cumplido, es que algo querrá a cambio”. Este tipo de creencias están tan extendidas que las aprendemos a temprana edad, antes de que podamos llegar a cuestionarnos su veracidad, de forma que las interiorizamos en nuestro sistema de creencias. Sin embargo, a medida que crecemos, pueden resultarnos limitantes, ya que, respectivamente, nos impiden reconocer y poner en valor nuestros propios logros y puntos fuertes, así como generan desconfianza hacia los demás, poniendo en los otros intenciones ocultas de las que puede que no tengamos pruebas reales.

Dificultades en la tolerancia de emociones agradables, como la alegría y el orgullo. En estos casos, podemos llegar a sustituirlas por otras más desagradables, como la vergüenza. Si no estamos acostumbrados a relacionarnos con estas emociones, evitaremos o neutralizaremos el cumplido como forma de deshacernos de las sensaciones que nos generan. Cuando desde nuestro entorno hemos recibido más críticas que elogios, damos por hecho que lo que se expresa a otra persona es lo negativo o lo que no nos gusta de ella. Al no tener un mapa que nos guía en la aceptación del halago, podemos sentirnos emocionalmente perdidos al recibirlo.

Autoexigencia y perfeccionismo. Puede ocurrir que no nos creamos el contenido del cumplido porque pensemos que, con respecto a nuestro estándar o nuestros ideales, aquello por lo que nos han halagado no es merecedor de dicho elogio. Es posible que incluso pensemos que la otra persona nos lo dice de forma sarcástica. Podría ser útil realizar una revisión de qué estándares nos estamos exigiendo, y si realmente estos son realistas y flexibles, y si nos permitimos ser compasivos con nosotros mismos cuando nos equivocamos.

Sin embargo, recibir un cumplido puede ser beneficioso tanto a nivel personal, al integrar esta característica en nuestro autoconcepto, como a nivel social, fortaleciendo la relación que tenemos con la persona que nos ha hecho el halago. Así pues, cuando una persona nos haga un cumplido, ¿cómo podemos actuar?

Simplemente, dar las gracias. Puedes continuar añadiendo algo para que la conversación siga fluyendo: “gracias, me alegro de que te haya gustado mi presentación, ¿te interesa este tema?

Permitirnos conectar con las emociones que nos genera ese halago, sin tener prisa por responder. Si no estamos acostumbrados a recibir halagos o nuestra tendencia es neutralizarlos, puede que tratemos de escapar rápidamente de las emociones que nos generan, dando una respuesta rápida. Si en lugar de esto, nos mantenemos en esas sensaciones, podremos aumentar nuestra tolerancia a ellas e iremos siendo más capaces de integrarlas y aceptar los cumplidos.

No cuestionarlo ni buscar argumentos en contra. Podemos estar más o menos de acuerdo con el contenido de ese cumplido, ya que la persona que lo está haciendo, lo está transmitiendo desde su propio punto de vista, que no tiene por qué coincidir con el nuestro. A pesar de no estar de acuerdo, podemos igualmente agradecer el cumplido: “yo hoy no tengo la sensación de haberlo hecho demasiado bien, pero me alegro de que tú lo veas diferente y te agradezco que me lo digas”.

Si además de recibir cumplidos, sientes que saber cómo hacerlos te genera dificultad, mantente atento en las próximas semanas a las publicaciones del blog, pues abordaremos la otra cara de la moneda en las próximas entradas.

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...