viernes, 28 de enero de 2022

Debilidades

¿CONOCES TUS DEBILIDADES?

En la anterior entrada en este blog se trató sobre “fortalezas”. Muchos quizá pensaréis ¿ya, pero y si no consigo verlas? ¿Y si solo veo puntos débiles? ¿Qué dice de mí ser “débil”? Conocer cuáles son nuestros puntos fuertes puede ayudarnos a gestionar mejor nuestras vidas, sí, pero conocernos de manera honesta y genuina implica saber también en qué aspectos somos más vulnerables. Sin este profundo autoconocimiento quedaríamos con una visión poco realista y vacía si no conocemos también cuáles son nuestras debilidades. Esta perspectiva puede resultarnos incómoda, pero es ese conocimiento de aquello que nos puede dar miedo lo que nos puede ayudar a enfrentarnos a los retos del día a día con mejor actitud.

¿Qué entendemos por “debilidad”? Sería una faceta de nuestra identidad, personalidad, conocimiento, habilidad (y un largo etcétera) que de alguna manera nos hace sentir “desprotegidos” ante algún ámbito de nuestra vida. De la misma forma, las debilidades están definidas por nuestra cultura, ambiente social, familiar o estructura mental. Imaginémonos ante una exposición en clase en que sentimos estar nerviosos. Podría ser una “debilidad” no dar la talla supuesta por la sociedad, pero esta debilidad se puede hablar y tratar de superar con un amigo próximo explicando el problema y tratando de obtener ayuda, convirtiendo así la ocasión y otras futuras en oportunidades de crecimiento.

En todo esto, la autoestima juega un papel importante. Podríamos definir la autoestima como el conjunto de percepciones, juicios y sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos. Cuando hablamos de poseer una autoestima sana, no solo estamos hablando de aquellas características positivas que nos definen. También implica conocer y aceptar los aspectos más debilitados. Es entonces cuando estamos en disposición de alcanzar un desarrollo personal y modo de vida más plena, pues las vulnerabilidades, aunque estén seguramente (todos las tenemos), no supondrán tanto un obstáculo en nuestras vidas sino más bien un elemento motivador de crecimiento y superación. En su lugar, si optamos por no mirarlas, quizá caigamos en la trampa de la evitación. A modo de ejemplo, impaciencia, celos, egoísmo o cobardía son recogidas en diversas listas como debilidades humanas.

En muchas ocasiones podemos pensar en “qué fuerte es esa persona” haciendo alusión a que no tiene debilidades. Desde la psicología se contempla que absolutamente todos tenemos puntos de vulnerabilidad, pero dependiendo de qué hagamos con ellos, el resultado en nuestro sentimiento de valía tomará unos caminos u otros. Una debilidad que no es reconocida posiblemente no pueda ser aceptada ni exista la posibilidad de cambiar.

Algunas maneras de acercarse a la debilidad pueden ser:

-Conocimiento de nuestras propias emociones, indagando en cuáles nos hacen sentir malestar y no conseguimos “gestionar”.

-Observar nuestro día a día como un área parcelada en donde aparecen diversos cultivos. Así podremos separar áreas en que nos sintamos más o menos vulnerables (familia, pareja, trabajo…).

-Mostrar alguna debilidad ante alguien de confianza. Exponernos de manera “intencionada” puede ayudarnos a ver que otros nos pueden comprender y ayudar.

-Escribir una lista de fortalezas/debilidades e intentar equilibrarla (por cada debilidad, escribir una fortaleza). Esto nos puede ayudar a explicitar qué nos gustaría desarrollar y en qué podemos ayudarnos.

-Buscar ayuda psicoterapéutica si la vulnerabilidad es frecuente, intensa, abarca varias áreas de nuestra vida o si impide el desarrollo de otras.

Cabe destacar que la perfección no va a ser nuestro objetivo ya que en sí misma podría entenderse como una “falsa fortaleza”, y pensar que somos seres vulnerables con debilidades y fortalezas nos puede ayudar tener un conocimiento realista e integrador de nuestra autopercepción. Desde el SPA os animamos a explorar este mundo personal en ocasiones difícil, pero que puede traer importantes desarrollos en nuestras vidas.

lunes, 24 de enero de 2022

Fortalezas

DESARROLLO Y BENEFICIOS DE LAS FORTALEZAS

La terapia suele ser vista como el proceso para enfocarnos en aquellos problemas que afectan a nuestra vida personal, pero existe una rama de la psicología enfocada al crecimiento personal más que en la problemática de la persona. Esta rama de la psicología es denominada psicología positiva. La psicología positiva parte desde el punto de vista de conseguir los objetivos personales de bienestar, felicidad y crecimiento. Esto nos ayuda a centrarnos en las fortalezas de las personas, para usar la vía del reconocimiento de las fortalezas ya existentes y la puesta en funcionamiento de las mismas en una variedad de ámbitos, que a veces puede ser más útil, que el hecho de centrarse en los déficits o características negativas personales.

Las fortalezas son factores virtuosos de personalidad que se manifiestan en los comportamientos de las personas que “son buenas por sí mismas”, contribuyendo al bienestar y a la satisfacción vital. Las fortalezas son también puntos fuertes de la personalidad que se pueden entrenar y por tanto, son maleables y cambiantes. Por ello, la puesta en práctica deliberada y consciente de las fortalezas en nuestro día a día nos va a permitir profundizar en qué necesidades básicas tenemos como personas y qué objetivos fundamentales poseemos sobre nuestra de vida.

Algunas de las fortalezas que podemos encontrar en las personas son: creatividad, curiosidad, valentía, persistencia, vitalidad, amor, inteligencia social, sentido de la justicia, liderazgo, compasión, gratitud, espiritualidad…  La terapia puede ser también el lugar donde reconocer e impulsar estas fortalezas.

Es por ello, que el conocimiento individual de cuáles son las fortalezas personales de cada persona puede aportar beneficios, que pueden reflejarse a través del uso cotidiano y en la puesta en práctica de las fortalezas de cada persona:

- Fomentando el sentido de la propia personalidad, de la identidad y autenticidad. El conocimiento sobre las fortalezas personales ayuda al autoconocimiento, conociendo a la persona la posibilidad de obtener un autoconcepto basado en características realistas y positivas.

- Aumentan la satisfacción vital, la autoestima y afecto positivo; y decrece la aparición de depresión y estrés. El aumento de estas variables en la vida de la persona, puede producir un efecto de decrecimiento de

- La percepción de crecimiento personal psicológico tras un suceso adverso. La percepción de estos conceptos sobre la persona puede ayudar a ver aquellas características individuales que posibilitan la resolución de problemas.

Para beneficiarnos de las fortalezas personas es necesario seguir unos pasos previos. La toma de conciencia sobre cuáles son nuestras fortalezas es uno de los primeros pasos, “conocer nuestros puntos fuertes”. Después podemos reflexionar sobre las experiencias pasadas y del presente que relacionamos con estas fortalezas (por ej. Me costó mucho esfuerzo poder realizar los estudios que quería, por lo que la persistencia y la constancia me ayudaron a ello). Cuestionar también en qué momentos del presente seguimos utilizando estas características positivas de nosotros mismos, y cómo nos han ayudado a avanzar en el pasado. Finalmente, cuando hemos identificado cuáles son nuestras fortalezas podemos ponerlas en práctica. Seleccionar una actividad de interés donde desarrollar de forma consciente una fortaleza, previamente elegida, puede ser una ayuda para impulsar esta fortaleza.

Tomar conciencia sobre nuestras fortalezas y ponerlas en prácticas es un proceso que puede resultar complicado, pero con la ayuda de la psicología positiva podemos desarrollar estas habilidades para mejorar el bienestar.

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...