jueves, 22 de julio de 2021

Día del cerebro

Día Mundial del Cerebro

El día 22 de julio tiene lugar el Día Mundial del Cerebro, promovido por la Federación Mundial de Neurología, este año dedicado a la prevención e intervención de la Esclerosis Múltiple. Podemos pensar en qué relación existe entre cerebro y psicología y, evidentemente son muchas, pues desde la psicología no solo se estudia este órgano tan importante, sino que se puede abordar su funcionalidad y plasticidad desde diversas intervenciones, apoyando a otras disciplinas médicas a la recuperación de las personas con patologías relacionadas (como la Esclerosis a la que está dedicada la fecha este año). 

La Real Academia de la Lengua define “cerebro” como “uno de los centros nerviosos constitutivos del encéfalo, existente en todos los vertebrados y situado en la parte anterior y superior de la cavidad craneal”, además de otras acepciones enfocadas a la dirección de planes de acción, juicio o la facultad de sobresalir en disciplinas concretas. Son conceptos ampliamente reconocidos en nuestra cultura, pero escasos si queremos indagar en su biología, funcionalidad e importancia en nuestro funcionamiento más cotidiano. De hecho, es un órgano humano tan importante que, representando una ínfima proporción de nuestro peso corporal, consume cerca del 20% de los recursos energéticos del cuerpo. Es necesario nutrir los cientos de millones de neuronas que lo componen y que controlarán la mayor parte de procesos corporales, desde el movimiento, hábitos o digestión hasta la atención, la motivación, la gestión emocional, el aprendizaje, el sueño o la regulación hormonal. Ahora quizá podemos entender el porqué de ese gasto tan desproporcionado en nutrientes.

El cerebro se compone básicamente de agua y neuronas, que a su vez se pueden distinguir entre materia gris (sus ramificaciones) y sus axones recubiertos de mielina (materia blanca). Posee multitud de zonas diferenciadas por su funcionalidad, ante todo, llevando a cabo procesos determinados y a la vez muy interrelacionados. Cada función tendrá lugar en múltiples áreas a su vez. Esta funcionalidad está basada en procesos de plasticidad y generación y eliminación de conexiones entre e intra neuronales. Estas conexiones se modifican momento a momento, siendo, por ejemplo, uno de los más importantes procesos en el aprendizaje y la memoria. 

Desde la psicología se puede trabajar la funcionalidad referida e, indirectamente, su composición biológica, pues puede suponer la generación de dichas conexiones en un sentido u otro. Imaginemos una persona con depresión y déficit de serotonina frecuentemente acompañado. La promoción de actividades agradables y otras técnicas ampliamente estudiadas y de probada eficacia correlacionará en muchos casos con un aumento de dicho neurotransmisor. Este aumento es debido a cambios neuronales, bien por un aumento de su producción, bien por un nuevo equilibrio en su recaptación. 

Llega el verano y se antoja importante mantener el bienestar de nuestro cerebro y, como hemos visto, muchas de las funciones corporales. Aquí os lanzamos una serie de consejos para no desatender ni física ni funcionalmente este órgano tan importante:

- Mantén en lo posible algunas rutinas, como el horario de sueño, de comidas o de ejercicio físico realizadas durante el resto del año. Será bueno para tu salud general, además de costar menos enganchar cuando termine el verano.

- Aprovecha para nutrir tu cerebro con nuevas actividades, como leer un libro que tengas pensado, hacer crucigramas o conocer nuevos lugares. Somos curiosos por naturaleza y el cerebro agradece a su vez salir de la rutina. 

-Haz alguna actividad pendiente. El efecto de recompensa posterior puede ser muy gratificante.

-Controla la ingesta de alcohol, tabaco o comida “basura. Sabemos que en esta época estival será más complicado y por eso creemos importante remarcarlo.

- Tómate tiempo para descansar y desconectar del trabajo, por ejemplo, haciendo algún tipo de relajación, estando “a solas” o conociendo gente nueva. Escuchar música relajante o “perderte” por el campo o una ciudad puede ayudar.

Desde el SPA os animamos a pensar en este órgano vital también en vacaciones, algo que puede reportar beneficio a la salud general. A buen seguro, el cerebro os lo agradecerá.

martes, 20 de julio de 2021

Celos

¿Cómo actúas cuando sientes celos?

Según la teoría triangular del amor de Sternberg, una relación de amor está constituida por tres aspectos fundamentales: intimidad, compromiso y pasión, y la calidad de relación viene dada por la combinación de estos tres componentes. 

Cuando el compromiso se ve debilitado o amenazado pueden aparecer los celos. Los celos vienen de la percepción de que una relación significativa está amenazada y puede llegar a desaparecer o deteriorarse como consecuencia de la acción de una tercera persona, con independencia de que dicha amenaza sea real, o imaginaria. Podemos diferenciar entre:

• El recelo que alguien puede sentir: hablamos de cualquier tipo de afecto o el disfrute que pueda sentir la otra persona o el propósito de sentirlo en el contexto de una relación importante 
• O de la sospecha o inquietud de que la persona amada mude su cariño, poniéndolo en otra

En ambos casos hablamos del temor, creencia, o sospecha que algo preciado está en peligro de perderse. Cuando la amenaza es incierta aparecen los celos sospechosos. Se caracterizan por reacciones de temor, ansiedad, incertidumbre e inseguridad. Suelen venir asociados a sospecha, falta de concentración, rumiaciones, preocupación, fantasías de su pareja con el rival, y otros. 
Los celos pueden aparecer en otras relaciones diferentes a las de amor romántico y con implicaciones distintas: tales como hermanos, amistades o compañeros de trabajo. En todos los casos se trata de la percepción de una amenaza sobre la cualidad de la relación personal que se desea mantener. La amenaza de deterioro se experimenta de una forma intensa y desagradable.
En las relaciones de amistad los celos pueden aparecer cuando se ven vulneradas algunas de las reglas implícitas de amistad. Las reglas aplicadas a las relaciones de amigos serían:
a) reglas de intercambio, que implican apoyo emocional, compartir novedades, etc.;
b) reglas de intimidad, que reflejan connotaciones de verdad e intimidad y 
c) reglas de grupo que, en contraste con las relaciones románticas, presuponen mostrarse no crítico de otras relaciones y respetar la privacidad. Es decir, interdependencia sin exclusividad. 

Por el otro lado los celos consumados no cursan con ansiedad sobre el estatus de la relación, ya que el deterioro de esta es evidente. La reacción emocional que aparezca dependerá sobre qué se focaliza la atención de la persona celosa. Sentirá tristeza cuando se enfatiza la pérdida de la relación; ira si piensa en que ha sido traicionado, depresión si se centra en los defectos de uno mismo como responsable de la ruptura, o envidia si se evidencia la superioridad del rival.

Lo descrito hasta ahora puede entrar dentro de una experiencia o sintomatología normalizada, pero en algunas ocasiones los celos pueden llegar a ser patológicos. Algunos autores definen los celos patológicos como una condición en la que hay una sospecha infundada de rivales emocionales o sexuales y un miedo a la pérdida de la pareja, manifestado mediante respuestas cognitivas, afectivas y conductuales. Aparecen pensamientos intrusivos y sospecha sobre la fidelidad de la pareja como aspectos centrales del trastorno. Igualmente, con frecuencia aparecen pensamientos e imágenes sobre el paradero y las actividades de la pareja, así como conductas confirmatorias abiertas y evidentes, tales como acusaciones verbales, interrogaciones, confirmación de los lugares que frecuenta la pareja, control del móvil, lectura de las cartas, examen de su ropa, e incluso medidas extremas como contratar un detective para que siga a su pareja. 
También puede llevar a la evitación de aquellas situaciones que provocan esta reacción emocional (tales como asistencia a reuniones sociales), mayor riesgo de violencia doméstica, sentimientos de inferioridad, baja autoestima, o depresión.
Como cualquier dificultad psicopatológica, los celos patológicos necesitan intervención clínica dentro de un abordaje individual y especializado. Dentro del Servicio de Psicología Aplicada se valora la sintomatología asociada a dificultades en el compromiso y la intervención se adapta a las necesidades y demandas individuales. 

lunes, 5 de julio de 2021

Hacer críticas

Cómo formular una crítica (constructiva)

Cuando pensamos en las críticas siempre lo hacemos de manera negativa, en el articulo "Cómo encajar la crítica (sea constructiva o no)" desmontamos esta idea y os damos algunos tips para enfrentar este tipo situaciones. Hoy, queremos darle la vuelta a la tortilla, y os preguntamos, ¿siempre que criticamos lo hacemos con mala intención? ¿Hay alguna forma de hacerlo sin resultar agresivo, maleducado o borde?

Puede que algunos de vosotros penséis que no, puede que otros opinéis que, independientemente de como se haga, una crítica siempre es mala, y otros podéis pensar que atendiendo a su forma la crítica puede ser una oportunidad de cambio. 

Lo cierto es que habitualmente asociamos la crítica con la idea de juzgar (a veces, a mala sangre) la ropa de una persona, su forma de ser o su forma de actuar. Aquellos que hayáis leído el artículo que mencionaba al principio, sabréis que esto es lo que se llama “crítica destructiva” y que existe una alternativa, la crítica constructiva, es decir, aquella que hacemos cuando vamos a pedir cambios.

Pero, ¿cómo se hace? ¿Cómo puedo conseguir que el otro se plantee cambiar algo que me molesta? El objetivo de este artículo es ofreceros una guía a la hora de hacer este tipo de críticas. 

Paso 1: Prepara lo que quieres decir

Es importante saber qué es lo que queremos decir y cómo lo queremos decir. Para ello podemos comenzar describiendo lo positivo de la relación, buscamos señalar el contexto real en el que se encaja la crítica, por ejemplo, “creo que cuando trabajamos juntos formamos un buen equipo”. A continuación, podemos hablar de aquello que nos molesta, en este momento, es importante hablar desde nuestra experiencia, explicar cómo nos sentimos, en vez de acusar al otro; es decir, frente a “me pones de los nervios en las reuniones cuando me cortas mientras hablo”, podemos optar por “me siento muy frustrada cuando en las reuniones me interrumpes mientras hablo”.

En este punto, podemos exponer las razones que tendría el otro para comportarse así, de esta manera empatizamos con la persona a la que criticamos, por ejemplo, “entiendo que eres una persona muy puntual y no te gusta que nos pasemos de la hora”. Además, es un buen momento para asumir nuestra responsabilidad en el problema, “y yo soy muy habladora y a veces me pierdo en detalles que no tienen demasiada importancia”.

Una vez que ya hemos expuesto el problema, podemos pasar a pedir cambios, y la mejor forma de hacerlo es ofrecer alternativas, “¿crees que en vez de interrumpirme podrías hacerme un gesto señalando el reloj? Creo que me ayudaría a no sentirme tan frustrada”.

Paso 2: Elige el momento y salta a la piscina

Encontrar el momento perfecto suele ser imposible, pero debemos procurar escoger el momento más adecuado para hacer una crítica; esto lo haremos pensando en la otra persona, pero también en nosotros mismos. Intentar hacer una crítica constructiva si estamos enfadados, tristes o muy estresados será una tarea complicada, ya que necesitamos ser capaces de regularnos.
¿Y si el momento no aparece?, prepara el terreno, por ejemplo, si tienes que hablar con tu compañero de trabajo, ofrécele hacer un descanso y tomar un café.

Paso 3: Habla de las consecuencias positivas

Explicitar las consecuencias positivas que tendrá el cambio para los dos es una buena forma de animar al otro, “creo que, si pudieses hacer esto, yo estaría más tranquila en la sala de reuniones y podría exponer mejor nuestro trabajo”. 

A pesar de estos pasos, es importante que recordemos que, las críticas se hacen de una en una, si inundamos al otro de todas las cosas que nos gustaría que cambiase, es más que probable que no atienda nuestra petición. La crítica se hace al comportamiento, no a la persona, es decir, frente a “eres un despistado”, podemos optar por “estás despistado”; lo contrario puede hacer que la persona se sienta atacada, por lo que es posible que tienda a defenderse o inhibirse.

Si el momento que hemos elegido no es el mejor, puede que la persona no acepte ninguna de las alternativas que le propongamos, en este caso tenemos dos opciones: La primera sería dejar la conversación para otro momento, de nada sirve intentar solventar un problema si sentimos que nos estamos enfadando; La segunda opción sería plantear una búsqueda conjunta de alternativas, es decir, colaborar para resolver el problema (si quieres saber más, lee nuestro artículo "El conflicto, motor para el cambio").

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...