lunes, 5 de julio de 2021

Hacer críticas

Cómo formular una crítica (constructiva)

Cuando pensamos en las críticas siempre lo hacemos de manera negativa, en el articulo "Cómo encajar la crítica (sea constructiva o no)" desmontamos esta idea y os damos algunos tips para enfrentar este tipo situaciones. Hoy, queremos darle la vuelta a la tortilla, y os preguntamos, ¿siempre que criticamos lo hacemos con mala intención? ¿Hay alguna forma de hacerlo sin resultar agresivo, maleducado o borde?

Puede que algunos de vosotros penséis que no, puede que otros opinéis que, independientemente de como se haga, una crítica siempre es mala, y otros podéis pensar que atendiendo a su forma la crítica puede ser una oportunidad de cambio. 

Lo cierto es que habitualmente asociamos la crítica con la idea de juzgar (a veces, a mala sangre) la ropa de una persona, su forma de ser o su forma de actuar. Aquellos que hayáis leído el artículo que mencionaba al principio, sabréis que esto es lo que se llama “crítica destructiva” y que existe una alternativa, la crítica constructiva, es decir, aquella que hacemos cuando vamos a pedir cambios.

Pero, ¿cómo se hace? ¿Cómo puedo conseguir que el otro se plantee cambiar algo que me molesta? El objetivo de este artículo es ofreceros una guía a la hora de hacer este tipo de críticas. 

Paso 1: Prepara lo que quieres decir

Es importante saber qué es lo que queremos decir y cómo lo queremos decir. Para ello podemos comenzar describiendo lo positivo de la relación, buscamos señalar el contexto real en el que se encaja la crítica, por ejemplo, “creo que cuando trabajamos juntos formamos un buen equipo”. A continuación, podemos hablar de aquello que nos molesta, en este momento, es importante hablar desde nuestra experiencia, explicar cómo nos sentimos, en vez de acusar al otro; es decir, frente a “me pones de los nervios en las reuniones cuando me cortas mientras hablo”, podemos optar por “me siento muy frustrada cuando en las reuniones me interrumpes mientras hablo”.

En este punto, podemos exponer las razones que tendría el otro para comportarse así, de esta manera empatizamos con la persona a la que criticamos, por ejemplo, “entiendo que eres una persona muy puntual y no te gusta que nos pasemos de la hora”. Además, es un buen momento para asumir nuestra responsabilidad en el problema, “y yo soy muy habladora y a veces me pierdo en detalles que no tienen demasiada importancia”.

Una vez que ya hemos expuesto el problema, podemos pasar a pedir cambios, y la mejor forma de hacerlo es ofrecer alternativas, “¿crees que en vez de interrumpirme podrías hacerme un gesto señalando el reloj? Creo que me ayudaría a no sentirme tan frustrada”.

Paso 2: Elige el momento y salta a la piscina

Encontrar el momento perfecto suele ser imposible, pero debemos procurar escoger el momento más adecuado para hacer una crítica; esto lo haremos pensando en la otra persona, pero también en nosotros mismos. Intentar hacer una crítica constructiva si estamos enfadados, tristes o muy estresados será una tarea complicada, ya que necesitamos ser capaces de regularnos.
¿Y si el momento no aparece?, prepara el terreno, por ejemplo, si tienes que hablar con tu compañero de trabajo, ofrécele hacer un descanso y tomar un café.

Paso 3: Habla de las consecuencias positivas

Explicitar las consecuencias positivas que tendrá el cambio para los dos es una buena forma de animar al otro, “creo que, si pudieses hacer esto, yo estaría más tranquila en la sala de reuniones y podría exponer mejor nuestro trabajo”. 

A pesar de estos pasos, es importante que recordemos que, las críticas se hacen de una en una, si inundamos al otro de todas las cosas que nos gustaría que cambiase, es más que probable que no atienda nuestra petición. La crítica se hace al comportamiento, no a la persona, es decir, frente a “eres un despistado”, podemos optar por “estás despistado”; lo contrario puede hacer que la persona se sienta atacada, por lo que es posible que tienda a defenderse o inhibirse.

Si el momento que hemos elegido no es el mejor, puede que la persona no acepte ninguna de las alternativas que le propongamos, en este caso tenemos dos opciones: La primera sería dejar la conversación para otro momento, de nada sirve intentar solventar un problema si sentimos que nos estamos enfadando; La segunda opción sería plantear una búsqueda conjunta de alternativas, es decir, colaborar para resolver el problema (si quieres saber más, lee nuestro artículo "El conflicto, motor para el cambio").

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...