martes, 15 de junio de 2021

Apego

 ¿Quiénes son las figuras de apoyo? ¿Qué se espera de ellas? ¿Cuánto de aceptable se es ante ellas?

En las interacciones familiares se crean conductas, estrategias y dinámicas relacionales que tienen un gran impacto a lo largo de todo el ciclo vital. Nos da información sobre la respuesta probable del otro a nuestras necesidades: si es accesible, cómo responde a las demandas de necesidad y de qué forma presta atención. En la infancia la vinculación que se da entre el niño y sus figuras de apego principales va a desarrollar un patrón relacional específico. Esta dinámica relacional se puede observar en distintas actividades e interacciones. 

El juego de los niños es la fuente principal de aprendizaje tanto de valores y normas sociales, así como de creencias sobre cómo funciona el mundo, qué es aceptado y qué no lo es. Tal y como lo decía Michel Eyquem de la Montaigne (1533-1592) “los juegos de los niños no son tales juegos, sino sus más serias actividades”. Mediante el juego el niño puede percibir la disponibilidad de los padres y es la puerta de acceso a la regulación emocional. 

 
La sensibilidad y las respuestas contingentes y consistentes de la madre a las reacciones del niño predicen el desarrollo del apego e influyen de forma consciente o inconsciente en todas las interacciones de la persona. El modelo operativo interno creado en las interacciones tempranas establece una sólida estructura cognitiva sobre la persona y el mundo con el que se relaciona. De esta forma, si el juego es acompañado y el niño se siente seguro va a querer explorar su ambiente. Bajo la mirada de protección va desarrollando sus capacidades y probando límites. Si en esta exploración el niño se asusta o resulta dañado vuelve a buscar la protección y pide que le regule su emoción. Si el niño puede encontrar el contacto y esto le genera confort consigue calmar su malestar. En cuanto recupera la seguridad, el niño va a emprender de nueva la aventura de exploración y ciclo se repite. Esta estructura de regulación externa es la base del aprendizaje interno de regulación. De esta forma: 

 La vinculación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.

 La pérdida o amenaza de pérdida de apego produce una gran angustia.

El modo en el que se forma el apego es diferente en cada uno de nosotros y depende en gran medida de las relaciones tempranas. Es la capacidad de establecer, formar y mantener relaciones interpersonales y es la base del aprendizaje de la regulación emocional. Por lo que, la regulación emocional es el conjunto de procesos internos y externos responsables de monitorizar, evaluar y modificar nuestras reacciones emocionales. 

Igualmente, la coherencia, fluidez y claridad interna está relacionada con la seguridad o inseguridad en el apego y esto se observa en la habilidad que tiene la persona de generar representaciones mentales y expectativas adaptativas respecto a las relaciones. Estas representaciones mentales producen un modelo interno autorreferencial y se refleja en la organización del pensamiento y del lenguaje. 

En este apartado resaltamos una pequeña parte de la complejidad relacional. Estos aspectos y otros relacionados con el desarrollo y la reparación del apego son abordados en el libro Mírame, siénteme: Estrategias para la reparación del apego en niños mediante EMDR escrito por Cristina Cortés Viniegra en 2017. Es un libro recomendable para las personas que tienen interés en conocer y comprender cómo las primeras vivencias de nuestras vidas tienen un importante impacto sobre las relaciones futuras así como sobre nuestro mundo interno y la regulación emocional. 

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