Cuando oímos hablar de emociones, es habitual que se aluda a
una categorización entre emociones positivas y negativas. Esta clasificación la podemos encontrar de
forma extendida en la literatura científica pero, ¿es completamente acertada?
En palabras de Fernández-Abascal y Palmero (1999), “una emoción es un proceso que se activa
cuando el organismo detecta algún peligro, amenaza o desequilibrio con el fin
de poner en marcha los recursos a su alcance para controlar la situación”. Es
decir, las emociones tienen un valor adaptativo que nos moviliza al cambio.
Al categorizar las emociones en polos opuestos, como
positivas o negativas, les estamos dando a estas últimas una connotación que
nos genera rechazo. Si algo es negativo, quiere decir que es malo, no querremos
sentirlo, querremos estar en el otro polo. Entonces corremos el riesgo de huir
de nuestras propias emociones, rechazarlas cuando aparecen o incluso forzar su
sustitución por otras que consideramos más adecuadas. Pero si no prestamos
atención a estas emociones, no podremos escuchar el mensaje que nos quieren
transmitir.
Por tanto, sería más adecuado considerar que existen
emociones más agradables o desagradables de sentir. Por ejemplo, puede
desagradarnos sentir rabia, pero esta emoción nos está dando una información:
ha ocurrido algo que consideramos injusto y que nos gustaría que cambiase. Podemos
darnos el permiso para sentirla, escucharla y expresarla de forma funcional.
La inteligencia emocional engloba el conjunto de habilidades
que nos permiten expresar y gestionar nuestras emociones de forma adecuada, de
forma que podamos obtener de ellas su valor adaptativo y nos sirvan como
impulso y no como barrera. Este mensaje trata de transmitirlo la película de Disney “Del revés”, recomendable tanto para
niños como para adultos : todas las emociones son válidas y
necesarias.
En nuestra próxima actividad, el Taller de Inteligencia
Emocional para niños y niñas de 6 a 8 años, trabajaremos estos aspectos con el
fin de facilitar el desarrollo emocional en los niños y niñas que participan, y
así poder transmitir la idea de que todas nuestras emociones son válidas si se
gestionan adecuada y funcionalmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario