Puede que te suene haber
escuchado en algún momento la palabra asertividad. Pero ¿sabes
exactamente a lo que se refiere este concepto? Según Olga Castanyer (2010),
podemos definir la asertividad como la “capacidad de autoafirmar los propios
derechos, sin dejarse manipular y sin manipular a los demás”. Es decir, una
persona es asertiva cuando conoce y defiende sus propios derechos, pero
respetando asimismo los derechos de los demás.
¿A qué derechos asertivos nos
referimos? En esta lista presentamos algunos de ellos:· El derecho a ser tratados con respeto y dignidad.
· El derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones.
· El derecho a ser escuchados y tomados en serio.
· El derecho a juzgar nuestras necesidades, prioridades y tomar nuestras propias decisiones.
· El derecho a decir “no” sin sentirnos culpables.
· El derecho a pedir lo que queremos, teniendo en cuenta que nuestro interlocutor tiene derecho a decir “no”.
· El derecho a cometer errores.
· El derecho a descansar y aislarnos siendo asertivos.
· El derecho a decidir cómo distribuir nuestro tiempo, intereses, propiedades, cuerpo, etc., mientras no violemos los derechos de los otros.
¿Los conocías? Te proponemos una
reflexión: plantéate cuáles son los más importantes para ti y puntúa del 1 al
10 tu desempeño a la hora de defenderlos. ¿Cuáles te resultan más fáciles y
cuáles más complicados? A muchas personas les resulta difícil respetar su
derecho a rechazar peticiones que les hacen otras personas. Si es tu
caso, proponemos algunas técnicas que pueden servirte de ayuda:
·
Técnica sándwich: expresa algo positivo
antes y después de rechazar la petición de la otra persona. Ej.: “Me gustaría mucho acompañarte a comprar, pero
hoy no puedo ir. Avísame la próxima vez por si puedo acompañarte”.· Técnica del disco rayado: repetir un argumento una y otra vez sin perder la calma. Ej.: “Entiendo que te gustaría que te acompañase, pero ya te he dicho que no puedo”.
· Técnica del banco de niebla: reconocer la razón o posible razón que pueda tener la otra persona, expresando nuestra decisión de no cambiar nuestra conducta. Ej.: “–Hace mucho tiempo que no me acompañas a comprar, deberías venir esta vez”. “–Es cierto, hace tiempo que no te acompaño, pero hoy no puedo ir”.
Ponlas en práctica y comienza a
decir sí solo cuando realmente quieres hacerlo. Pues en palabras del
humorista Josh Billings: “la mitad de nuestros problemas en la vida pueden
ser identificados por haber dicho que sí demasiado rápido o por haber dicho que
no demasiado tarde”.
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