martes, 7 de septiembre de 2021

Vergüenza

¿Cómo superar la vergüenza?

La vergüenza es una emoción bastante común en nuestras vidas y sin embargo una de las que más nos cuesta hablar. Comenzamos a sentir vergüenza desde muy pequeños, incluso desde los 3 años. Se desarrolla a partir de emociones primarias como son: el miedo, la ira y el asco; y es el resultado del aprendizaje social, moral y de autoconocimiento.

Como todas las emociones consideradas “negativas” la vergüenza tiene una función adaptativa en nuestro día a día. Nos ayuda a interpretar el contexto y a reconocer aquello que no nos gusta o nos hace sentir incomodidad. Suele ir acompañada de malas sensaciones que al igual que el resto de las emociones es necesario sentirla para que se pueda ir y tampoco alarmarse si llega. A veces puede ser una emoción que nos enrojece el rostro y se hace visible para los demás lo que puede generar en nosotros aún más sensación de falta de control. La vergüenza genera sensaciones malas, que nos afectan y nos transmiten los juicios de valor que los demás pueden tener sobre nosotros, es por ello por lo que genera tanta incomodidad e inclusión puede llegar a afectar a la imagen personal que tenemos de nosotros mismos.  

Para poder manejar esta emoción tan común pero molesta, estas son algunas recomendaciones que pueden ser útiles:

- Habla sobre tus emociones. Puede ser una estrategia una buena estrategia para aprender a gestionar las emociones, sobre todo cuando se trata del miedo a sentirse avergonzado. Mientras hablas de la experiencia la vas reestructurando en tu mente, le atribuyes otro significado y logras valorarla en su justa dimensión.

- No te avergüences de tu vergüenza. Sentir vergüenza no te hace inferior, sólo humano. Si reconoces tu vergüenza y la aceptas ya no tendrás que gastar energía en intentar que los demás no se den cuenta de que cómo estás sintiéndote.

- Desinhíbete. Realizar actividades en las que puedas reír a carcajadas o mostrar tus sentimientos ante los demás seguramente te ayuden a manejarte en otras situaciones más complicadas.

- Piensa en la situación como si fueses un observador externo. Puede ayudarte a tomar distancia con tus pensamientos y sensaciones para ser más amable contigo mismo y seguramente ayude a sentirte mejor.

- Relativiza y flexibiliza las situaciones. Sentimos vergüenza cuando consideramos algo muy importante. Si sientes demasiada vergüenza en determinadas circunstancias, es recomendable que analices la situación: quizás estás siendo demasiado duro contigo mismo y necesitas una dosis de flexibilidad. 

¿Cómo podemos comenzar a ponerlo en marcha? Prueba con este sencillo ejercicio:

1. Escoge una situación en la hayas sentido vergüenza.
2. Saca el lado bueno o gracioso de tu anécdota.
3. Finalmente, observa la situación desde fuera como si fueses un espectador.
4. Reflexiona sobre la importancia que tenía en ese momento y la importancia que tiene ahora.

Este ejercicio te puede ayudar a reflexionar situaciones del pasado y poder concederte un momento de compasión contigo. Te ayudará en futuras anécdotas con la vergüenza para darle solo la importancia que necesita. 

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