miércoles, 15 de marzo de 2023

La Felicidad

Mitos de la felicidad 

        Hoy es el Día Internacional de la Felicidad y, aprovechando, nos gustaría invitaros a reflexionar sobre una serie de ideas acerca de la felicidad que están impregnadas en nuestra sociedad y que, paradójicamente, nos alejan más de ésta. 

        Antes de nada, ¿qué es realmente la felicidad? La felicidad tiene dos significados distintos. Comúnmente, se refiere a un sentimiento, a una sensación de placer, alegría o satisfacción. A todos nos gustan los sentimientos felices, por lo que no es extraño que tratemos de alcanzarlos. Aunque, al igual que otros sentimientos, su duración es breve y, pese a intentar aferrarnos a ella, se nos acaban escapando de las manos. Algunas de esas ideas:

        La felicidad es el estado natural de todo ser humano. Nuestra cultura, en ocasiones, insiste en esto. Sin embargo, los datos nos dicen lo contrario, existe una probabilidad del 30% de sufrir un problema psicológico a lo largo de nuestra vida y uno de cada cinco sufrirá depresión. Además, existen otras muchas dificultades diarias que implican sufrimiento, como la soledad, un divorcio o los problemas laborales, entre otros.

        Si no eres feliz, es que tienes algún defecto. Por ello, cuando irremediablemente experimentamos pensamientos y sentimientos dolorosos solemos autocriticarnos por ser débiles. 

        Para construir una vida mejor, tenemos que deshacernos de los pensamientos negativos. A priori, esta idea puede tener sentido. Aunque, las cosas a las que damos más valor conllevan toda una serie de sentimientos tanto agradables como desagradables. Es imposible construir una vida mejor sin estar dispuesto a experimentar ciertos sentimientos incómodos.

       Deberías ser capaz de controlar lo que sientes y piensas. No es que no podamos controlarlo, lo cierto es que tenemos mucho menos control sobre nuestros pensamientos y emociones del que nos gustaría y pensamos. Lo que sí tenemos es una enorme capacidad de control sobre nuestros actos. A medida que aumenta el nivel de malestar, la capacidad para controlar disminuye progresivamente. Además, cuando lo intentamos y no lo conseguimos solemos sentirnos frustrados. 

        Al principio hemos hablado que la felicidad tenía dos significados distintos. El otro significado está relacionado con buscar una vida rica, plena y llena de sentido. Si actuamos en una dirección que valoramos, para conseguir las cosas que nos importan de verdad y que consideramos que merecen la pena experimentamos una poderosa sensación de vitalidad. A diferencia de la primera definición de la que hemos hablado, en este caso no se trata de un sentimiento fugaz, sino de la sensación de una vida bien vivida. 

        Esperamos que os haya gustado el post de hoy, desde el Servicio de Psicología Aplicada nos gustaría recomendaros el libro de “la trampa de la felicidad” del autor Russ Harris, por si os interesa el tema. 

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