sábado, 28 de marzo de 2020

Coronavirus y solidaridad

Solidaridad en tiempos del coronavirus

En estos difíciles días que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia de coronavirus, manteniéndonos en nuestros hogares debido a la cuarentena, hemos podido ser conscientes de cómo las personas nos necesitamos entre nosotras. Esto ha desatado una ola de conductas de ayuda o solidarias: aplausos multitudinarios dirigidos al personal sanitario, personas ofreciéndose para facilitar tareas a población de riesgo o pancartas colgadas de los balcones con mensajes de ánimo a los vecinos. Con conducta de ayuda nos referimos a “aquel acto intencional que beneficia a otro ser vivo o grupo”, como en los ejemplos mencionados.
Pero ¿de dónde provienen estas conductas? ¿Es algo que aprendemos, o que nos viene dado por la naturaleza? ¿Por qué las personas ayudamos?
La posición biológica sostiene que las personas tenemos tendencias innatas a ayudar a los otros, puesto que el altruismo ha tenido un valor evolucionista para la supervivencia. Otra explicación se basa en la importancia del aprendizaje en el comportamiento de ayuda: cuando somos pequeños, los adultos nos educan sobre cuáles son los comportamientos apropiados, nos recompensan cuando los realizamos, y nos muestran cómo ser solidarios a través de su propia conducta.
Lo cierto es que hay un componente esencial en todo comportamiento solidario: la empatía. La empatía es una respuesta emocional al sufrimiento de los demás. Es la capacidad de sentir las experiencias de otra persona, identificarse y experimentar las emociones, los pensamientos y las actitudes del otro. La hipótesis de la empatía-altruismo propone que, debido a la empatía, ayudamos a aquellos que lo necesitan simplemente porque sienta bien hacerlo. Por otro lado, la hipótesis de la alegría empática basa la ayuda en los sentimientos positivos de logro que surgen cuando quien ayuda sabe que fue capaz de tener un impacto beneficioso sobre la persona necesitada. Ayudar y sentir que hemos ayudado, nos hace sentir bien con nosotros mismos.
Por otro lado, la creencia del mundo como un lugar justo, donde las buenas acciones son recompensadas y las malas castigadas, la responsabilidad social, el locus de control interno, según el cual las personas atribuyen los resultados de los eventos a sus propias acciones, y un bajo egocentrismo, son otras variables que predisponen a llevar a cabo conductas de ayuda.
Ante circunstancias difíciles, este tipo de conductas puede marcar la diferencia, tanto en nosotros mismos como en el efecto que pueden tener en los demás. En palabras del filósofo Thomas Carlyle: “Cuando los hombres se ven reunidos para algún fin, descubren que pueden alcanzar también otros fines cuya consecución depende de su mutua unión”.
Por ese motivo, el equipo de supervisión del Servicio de Psicología Aplicada de Guadalajara, se ha ofrecido voluntario para colaborar con el teléfono de atención psicosocial que ha puesto en marcha el Ayuntamiento de Guadalajara, con el fin de atender a las diversas necesidades presentadas por la ciudadanía. Este número, el 949 010 333, atenderá en horario de lunes a viernes, de 9:00 a 21:00h., a todas aquellas personas que lo requieran. 

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