domingo, 5 de abril de 2020

Uso del WhatsApp

WhatsApp en tiempos de coronavirus
Si bien la llegada de los smartphones y las redes sociales supusieron una transformación a la hora de relacionarnos y comunicarnos, la situación actual que vivimos debido al COVID-19 también ha generado un cambio en nuestras interacciones sociales. Un ejemplo de ello es que el uso de aplicaciones de mensajería instantánea, tales como WhatsApp, se ha disparado. Y en este contexto, no es de extrañar, que se produzcan un mayor número de conflictos y malentendidos a través de este canal de comunicación. Es por ello, que a continuación os proponemos una serie de recomendaciones para aprender a gestionar estos conflictos junto a otras reflexiones acerca de este tipo de redes sociales.
Suplir la falta de comunicación no verbal. Con un simple mensaje de texto estamos perdiendo información relevante en la comunicación, como puede ser el volumen o la entonación de la voz, los gestos corporales, la expresión facial… Al no disponer de esta información, se aumenta las probabilidades de malinterpretar el texto recibido. Usar emoticonos o enviar audios puede ayudar a superar esa falta de lenguaje no verbal. Otra forma de suplir esta carencia es intentar ser lo más claros posible en nuestra comunicación y preguntar antes de suponer o dar una intención errónea al leer un mensaje.
No digas lo que no dirías a la cara. Aunque pueda parecer una recomendación obvia, el estar interactuando a través de una pantalla puede llevarnos a desinhibirnos o a una falta de empatía hacia la persona con la que estamos hablando. Así que antes de mandar un mensaje, sobre todo en mitad de una discusión o ante un tema delicado, puede ser útil pararnos y preguntarnos si en la vida no virtual diríamos lo mismo cara a cara.
Inmediatez y tiempo de respuesta. Cuando envío un mensaje y éste rápidamente llega al móvil de la persona con la que me quiero comunicar, puedo confundir que esa inmediatez con la que se ha transmitido el mensaje deba ser también una característica a la hora de que la otra persona me conteste. A veces me puede ocasionar ansiedad la demora en la respuesta u observar que ésta no se ha producido y ver por el doble clic azul que el mensaje ha sido leído. Ante no obtener respuesta, lo podemos interpretar como una falta de interés, aunque quizás haya otras explicaciones como por ejemplo esperar a encontrar un momento adecuado para contestar. En estos casos puede ser útil aprender a diferenciar como emisores y receptores si los mensajes son urgentes o la respuesta se puede demorar, así como a identificar y gestionar nuestros pensamientos, emociones y comportamientos asociados.
No sustituir, sino complementar. Igual que hay conversaciones que es conveniente tenerlas cara a cara, emplear vías de comunicación como WhatsApp no debería de llevarnos a descuidar nuestras interacciones fuera de las pantallas o a ignorar al resto de gente cuando estamos “en línea” o por querer escribir un mensaje.
REFLEXIÓN FINAL. Este tipo de aplicaciones no son un problema en sí mismas, sino el uso que hacemos de ellas. Si las empleamos de una manera responsable y saludable pueden sernos de gran utilidad como, por ejemplo, ayudándonos a estar más conectados a esas personas de nuestro entorno que no podemos ver debido al coronavirus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...