lunes, 20 de abril de 2020

Efectos del confinamiento en la convivencia

Cuarentena en convivencia

La crisis que el mundo está atravesando supone, entre los muchos desafíos, uno importante: la convivencia. Asunto que, si ya antes se nos hacía a muchos cuesta arriba, en este contexto de incertidumbre todavía más. El confinamiento ha hecho que, repentinamente, muchas personas (ya sean amigos, parejas o familiares) se vean forzadas a compartir las 24 horas del día sin poder salir de casa. Además, en estas circunstancias se pueden disparar estados emocionales desagradables e intensos (miedo, ansiedad, tristeza, irritabilidad, impotencia…), lo que puede ser un caldo de cultivo para que la convivencia resulte cada vez más difícil.
En esta entrada proponemos unas sugerencias generales que pueden facilitar el convivir en casa de una manera más saludable, dentro de lo que la situación de cada uno lo permita. Sugerencias que convendría que también tuviésemos en cuenta cuando podamos salir a la calle y volver a nuestras costumbres.
Normas básicas de convivencia. Acordar y hacer explícitas unas reglas básicas puede ayudarnos a evitar o, al menos, reducir algunos conflictos innecesarios. Entre las normas, por muy obvias que parezcan, estarían seguir medidas de higiene y seguridad personal, así como mantener la casa limpia y ordenada. Asimismo, en el caso de tener a niños/as y adolescentes es importante que se las transmitamos con cariño, pero con firmeza, y asegurarnos de que las han comprendido.
Los horarios y las rutinas. Planificar el tiempo, saber a qué vamos a dedicar el día puede favorecer que no nos sintamos agobiados o desmotivados la mayor parte de las horas. Así, es conveniente establecer un horario entre todos para hacer las actividades escolares (si hay menores en casa), laborales (si hay adultos teletrabajando) y de colaboración en las tareas del hogar. Igual de importante son los momentos de ocio, tanto compartidos como individuales, así como mantener unos hábitos equilibrados de alimentación, sueño, ejercicio físico…
Las emociones y la comunicación. Es natural que, dentro de esta situación de confinamiento, experimentemos emociones muy diversas que aparecerán en distintos momentos. En primer lugar, cada uno tenemos un ritmo diferente, por lo que, con frecuencia, no estaremos sincronizados con las personas con las que vivimos en cómo nos sentimos, pensamos y nos comportamos. Si tenemos esto en cuenta, podremos manejar de forma más adaptativa las pequeñas discusiones que surgen en el día a día. En segundo lugar, observar cómo nos sentimos va a facilitar que podamos comunicarlo al resto de personas, ya que éstas, al igual que nosotros, no son adivinas. Por ello, si notamos que estamos más nerviosos, desanimados, irascibles, si nos ha molestado algo importante… expresarlo puede, por un lado, ayudarnos a desahogarnos y a no acumular más tensión de la que ya de por sí podemos estar experimentando, y, por otro, a que los demás nos entiendan y a que haya posibilidad de cambio. Del mismo modo, preguntar y esforzarnos en comprender y validar cómo pueden estar sintiéndose los demás y qué necesitan nos va a facilitar manejar los conflictos sin dar lugar a malentendidos.
Tampoco debemos olvidarnos de cuidar cómo decimos las cosas. Ser conscientes de en qué momentos nuestro estado emocional facilita o no que hablemos desde la calma nos va a proteger de un desgaste añadido en las relaciones. Cuando nos observemos desbordados, quizás lo más sensato sea distanciarnos de la situación y esperar a que nuestra activación disminuya, si no queremos caer en los reproches y los gritos. Por otra parte, aunque a veces lo pasemos por alto, reconocer a los demás aquello que nos ha gustado de ellos también propiciará un ambiente más distendido y afectuoso.
Otra estrategia que nos puede servir es la negociación. Tratemos de ser flexibles y negociemos sobre los turnos para ir al supermercado o sobre el volumen y los tiempos para ver la televisión, por poner algún ejemplo.

Los espacios comunes. Esta cuarentena puede ser una buena oportunidad para aprovechar los momentos compartidos en familia, en pareja o entre amistades. Podemos crear una lluvia de ideas en la que cada uno proponga actividades para hacer en conjunto: por ejemplo, cocinar alguna comida especial, decorar parte de la casa, jugar con los pequeños… Se trata de potenciar espacios donde estar juntos que sean lo más agradables posibles y que faciliten el sentimiento de pertenencia.

Los espacios privados. Otras veces nos apetecerá estar tiempo a solas y desconectar, respetémoslo. Necesitamos un tiempo y un espacio para nuestra propia intimidad, desde donde poder resguardarnos si nos sentimos irritados, tristes o angustiados, o realizar actividades estimulantes o relajantes, hasta atender a tareas del teletrabajo, entre otras opciones.
Además de estas recomendaciones generales, también hacemos hincapié en que, para aquellas personas que estén teniendo dificultades que les generen un malestar emocional significativo, existe otro valioso recurso, que es el apoyo psicológico profesional.

Cuidémonos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...