viernes, 15 de mayo de 2020

Mitos psicoterapia


MITOS Y REALIDADES SOBRE LA PSICOTERAPIA

En la actualidad, son muchas las personas que ante las diversas situaciones que afrontan en su vida, deciden acudir a un profesional de la psicología. Sin embargo, todavía se observa que otras muchas sienten miedo o rechazo a empezar una psicoterapia, a pesar de experimentar un intenso malestar emocional. Esto está relacionado con algunas creencias erróneas y prejuicios que hoy en día siguen existiendo en torno a la psicología y, más concretamente, en torno a la figura del psicólogo o la psicóloga.
En esta entrada pretendemos desmontar algunos de los mitos más comunes sobre acudir a terapia psicológica, ofreciendo una visión más realista de la misma y de las funciones del psicólogo o la psicóloga.

 No necesito ir a terapia porque no estoy loco/a

Cuando una persona va al médico, no lo hace exclusivamente porque tenga una enfermedad grave, sino que puede asistir por muchas otras razones: desde un resfriado hasta un análisis de sangre. Al dentista, uno puede acudir simplemente para una limpieza bucal. Al igual que con la salud física, los motivos para asistir a psicoterapia son muy diversos y varían en gravedad. De este modo, podemos necesitar atención psicológica por dificultades en nuestras relaciones interpersonales, en el trabajo…, por un duelo o por sentirnos ansiosos, tristes o angustiados. También puede ser que no tengamos ningún problema en concreto, simplemente por querer modificar algún hábito o mejorar nuestro bienestar.

Ir a terapia es un signo de debilidad

Aunque cada vez menos, hay personas que no inician una terapia psicológica o que, en caso de iniciarla, lo mantienen en secreto debido a su sentimiento de vergüenza. Debajo de esta emoción puede estar la creencia de que solicitar ayuda psicológica es de débiles. Al hilo de lo anterior, uno no considera de débiles ir al médico cuando nos lesionamos una pierna o ir al dentista a que nos hagan un empaste. Más bien uno pensaría que estamos siendo responsables y precavidos. Por tanto, buscar apoyo psicológico profesional para prevenir y manejar más sanamente algunas situaciones que nos generan malestar es un signo de que somos responsables y queremos cuidarnos.

Para qué ir a terapia si tengo buenos/as amigos/as con quienes hablar sobre mis problemas

Contar con el apoyo de personas cercanas puede ser un recurso muy valioso, pero a veces no es suficiente. Por un lado, hablar sobre nuestros problemas y desahogarnos puede ayudarnos a sentirnos mejor momentáneamente, pero, a largo plazo, no va a producir los cambios que necesitamos. Y, por otro lado, a pesar de la buena intención de las personas de nuestro alrededor, los consejos que nos dan pueden no ser los más adecuados a nuestra situación, llegando incluso a aumentar nuestro malestar.
La terapia psicológica no tiene que ver con ir a charlar y a desahogarnos y que nos den consejos. Hacer psicoterapia requiere, por parte del profesional, de una extensa y constante formación, y, aunque entre las competencias necesarias figura la escucha activa, se desarrollan muchas más. El o la terapeuta realiza una valoración exhaustiva acerca de la situación particular de la persona y de los factores que pueden estar influyendo en el problema y su mantenimiento, así como ayuda a la persona a encontrar herramientas con las que pueda gestionar sus dificultades o acercarse a sus objetivos.
Por tanto, un buen amigo o amiga no es un psicólogo o psicóloga, ni viceversa.

La terapia empieza y termina en la consulta

Para que la terapia funcione, es fundamental que tanto el o la profesional como el propio paciente participen activamente en el proceso. Esto implica que la persona que acude esté dispuesta, con el apoyo del o la terapeuta, a reflexionar sobre sus comportamientos y a mirar de cerca sus pensamientos y emociones, aunque éstos sean dolorosos. También implica que la persona aplique lo abordado en la consulta fuera de ella, en el contexto de su día a día: nuevas formas de observar y afrontar las situaciones, de relacionarse, etc.
La psicoterapia consiste en un proceso que requiere tiempo, trabajo y compromiso de las dos partes, ya que el o la terapeuta no tiene una varita mágica.

Voy al psicólogo o la psicóloga para que me diga lo que tengo que hacer y me solucione mis problemas

Relacionado con lo anterior, el psicólogo o la psicóloga no hace magia ni opina sobre tu comportamiento. La terapia es un espacio de autoconocimiento, en el que el o la profesional acompaña a la persona en su proceso único, mostrando apoyo y aceptación y evitando hacer juicios sobre su vida. Por tanto, no va a tomar decisiones por nosotros ni va a decirnos cuál es la solución al problema, sino que su función es analizar la situación junto a la persona para valorar las distintas posibilidades o caminos que puede escoger, pero es el o la paciente quien decide qué hacer.

A modo de conclusión

La psicología es una ciencia de la salud y, por consiguiente, utiliza el método científico basado en la evidencia con la finalidad de comprender el comportamiento humano. Precisamente por esto, es necesario tomar conciencia de estos mitos y romper con ellos, de forma que, si experimentamos malestar psicológico o no sabemos gestionarlo a pesar de haberlo intentado, no dudemos en buscar una atención psicológica especializada. Afortunadamente, parece que el estigma de acudir a psicoterapia poco a poco se está atenuando en nuestra sociedad.




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