martes, 10 de noviembre de 2020

Miedos y fobias

MIEDOS Y FOBIAS

¿Qué diferencia un miedo de una fobia? ¿Por qué es más probable que tengamos fobia a los ratones o a las serpientes? ¿Qué es la tripofobia? 

Seguro que todos conocemos a alguien que no puede ver ni en pintura una serpiente o un ratón. Y es en cierto modo razonable filogenéticamente, tal como veremos pero, ¿por qué tememos animales u objetos que nos encontramos con tan poca frecuencia o con los que a penas hemos tenido contacto directo? Existe una explicación. 

En primer lugar, diferenciemos miedo y fobia. El miedo es una de las 6 emociones básicas, que puede definirse como “una alarma de respuesta intensa y de efecto negativo ante un peligro, siendo de naturaleza biológica y automática” (Barlow). Otra definición habla del miedo como “un activador de escape - huida ante un estímulo amenazante” (Epstein). Por tanto, en general, el miedo es una emoción adaptativa que nos ayuda a reaccionar ante a amenazas o peligros. 

Por el contrario, las fobias presentan una serie de características propias: 

- Miedo desproporcionado. Muy superior al que podría esperarse. 
- Evitación. Es fundamental. De hecho, si no existe evitación no solemos hablar de fobia.
- Irracionalidad. No existe una explicación lógica, incluso la persona que padece una fobia es consciente de ello. Si le preguntamos a alguien con fobia a los ratones el porqué seguramente nos responda “porque no me gustan” o “porque me dan asco”. 
- Descontrol. La reacción que tenemos escapa de nuestro control voluntario. 
- Malestar o sufrimiento

Lo cierto es que, a lo largo de nuestra vida, entre el 7 y 12% de la población presentará alguna fobia específica. Esto es, fobia a algún estímulo concreto. Y si hablamos de fobia social, la prevalencia está entre el 3 y 13% (Belloch, Sandín y Ramos, 2009). 

Si hablamos de fobia específica, no podemos olvidar que puede tratarse de más estímulos aparte de animales, como la fobia a volar, a las alturas, a la sangre o a las heridas y un largo etcétera. Estas fobias nos resultan familiares, pero ¿hemos oído hablar de alguien con fobia a los bolígrafos, a las sillas o a las cucharas? Seguramente no. 

La Teoría de la preparación de Seligman responde a estas cuestiones. Esta teoría surgió como reacción a la idea de que todos los estímulos pueden ser potencialmente fóbicos en la misma proporción. Seligman defiende que el organismo está preparado biológicamente para condicionar ciertos estímulos con mayor facilidad que otros. Este fenómeno se habría producido por un proceso evolutivo, como resultado de la necesidad de las especies de adaptarse al medio. 

Según esta teoría sería innata la preparación del organismo para asociar unos estímulos y no otros, pero las fobias serían un proceso de aprendizaje. Es decir, las personas tendríamos predisposición a desarrollar una fobia a animales o estímulos potencialmente peligrosos o que así lo fueron en el pasado de nuestra especie. La fobia a las alturas es un buen ejemplo. Aunque estemos en el rascacielos más seguro del mundo, nuestro cerebro puede interpretarlo como señal de peligro, pues una caída desde esa altura resultaría fatal. Nuestros antepasados ya se encontraron en esta situación, y seguramente los que evitaron caminar cerca de precipicios y acantilados fueron los que sobrevivieron. Evolutivamente, estímulos como ese se asociaron como una señal de peligro para poder sobrevivir y hoy es más fácil que generen fobias y ansiedad. 

Como decíamos, habitualmente también se produce un proceso de aprendizaje. Por ejemplo, un ratón que salió por sorpresa de debajo de una estantería cuando éramos pequeños y nos asustó. Este evento, unido a una evitación durante años a los ratones y todo lo que se le parezca, pueden llegar a provocar una fobia. Siendo facilitada por la posible preparación a sentir miedo a animales pequeños y peludos. Obviamente, no en todas las personas ocurre esta asociación con la misma facilidad, pero, como especie, sí tenemos esa predisposición. 

¿Y qué hay de la tripofobia? 

La tripofobia (también llamada fobia al patrón repetitivo o miedo a los agujeros) es el miedo o repulsión generado al mirar o al estar cerca de figuras geométricas muy juntas, especialmente orificios pequeños. La teoría de la preparación de Seligman explicaría esta fobia como algo que fue adaptativo para nuestra especie, ya que encontramos estos patrones en panales de abejas, hormigueros u hongos. Aunque ver este patrón en un edificio o en una imagen no suponga un peligro real, puede producirse una generalización a estos otros estímulos. Del mismo modo que el ratón de antes no supone un peligro real, puede haber otros animales parecidos que sí. Nuestro cerebro lo sabe y a veces nos puede jugar alguna mala pasada.  

No queremos acabar sin recordar que las fobias pueden tratarse y que existen técnicas que la ciencia ha demostrado efectivas para el manejo de las mismas, por lo que si tenemos una fobia que interfiere en nuestras vidas, es bueno que nos pongamos en manos de profesionales que nos ayuden a enfrentarlas y superarlas con el tratamiento adecuado.

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