¿Dulce
Navidad?
Abetos, luces, guirnaldas… La Navidad ya
ha llegado a calles, plazas y centros comerciales. En cualquier bar o tienda
suenan sin cesar los discos de villancicos y polvorones y mazapanes parecen
asaltarnos a la vuelta de todas las esquinas, presidiendo poderosamente los
escaparates de las confiterías, saturados de brillo, papá-noeles y espumillón. Pero… ¿cómo vivimos cada uno de nosotros
esta época del año? Para algunos, son las fechas más bonitas de todo el
calendario; para otros, en cambio, las navidades suponen un auténtico desafío
emocional. Por ello, desde el Servicio de Psicología Aplicada de la UNED, os
queremos brindar una serie de pautas para sobrellevar mejor estas fiestas que
aún nos quedan por delante. Allá van:
1.
Aceptar el momento presente: en todas las ciudades, vecinos y
comerciantes van a engalanar cada rincón durante varias jornadas, y es algo que
debemos aprender a asumir. La Navidad, al fin y al cabo, supone todo un apogeo
para el sector económico, pues es precisamente en estos días cuando los
establecimientos de casi cualquier índole incrementan sustancialmente sus
ventas. Por otro lado, los municipios se transforman en una atracción turística
para los más pequeños, quienes viven estas semanas como algo mágico y, por
supuesto, como la antesala del día de Nochebuena o de la Noche de Reyes, cuando
reciben con ilusión sus regalos. Esto es así y no va a cambiar por mucho que lo
deseemos, de manera que aceptarlo plenamente sería el primer paso que nos
convendría dar.
2.
No reprimir lo que sentimos: si nos notamos más sensibles de lo
que viene siendo habitual en nosotros, o más nostálgicos, recordando, tal vez,
aquel tiempo pasado en el que no faltaba a la mesa ningún miembro importante de
nuestra familia en el típico almuerzo de Año Nuevo, ni ningún amigo especial en
ese brindis de Nochevieja, tratar de reprimir la pena o de retener el llanto,
no sólo va a hacer que se incremente nuestra sensación de malestar, sino que
además va a derivar en un sentimiento de ira o de frustración que se va a sumar
al de tristeza. En cambio, si optamos por desahogarnos, permitiéndonos llorar y
no siendo severos con nosotros mismos, probablemente percibamos que una emoción
de alivio se abre camino entre nuestro pesar.
3.
Hablar las cosas: si silenciamos todo ese sinsabor que nos
provoca el ambiente navideño, y no lo hablamos con nadie de nuestra confianza,
es posible que la gente a la que apreciamos nos encuentre extrañamente toscos y
huraños, y los demás se pregunten por qué nuestro carácter parece más
desagradable de lo común, llegando incluso a plantearse ni nos han podido
ofender en algo. Por el contrario, si compartimos nuestras opiniones e
inquietudes abiertamente, siendo honestos y sinceros, además de sentirnos, en
cierto modo, liberados, conseguiremos sentirnos asimismo apoyados y
comprendidos, lo cual nos reportará paz y satisfacción.
4.
Intentar ver el lado bueno: es probable que en estas fechas
recibamos uno o varios regalos, o que disfrutemos de algún que otro pequeño
manjar, como esos bombones que solamente se venden en pleno invierno o los
deliciosos roscones rellenos de crema o nata. Quizás descubramos el aroma de un
nuevo perfume recién sacado al mercado, o tengamos la oportunidad de acudir al
cine a ver un estreno sensacional. Si únicamente nos focalizamos en lo
negativo, en mirar a esas familias aparentemente felices y unidas que nos
cruzamos canturreando villancicos por la calle, o en martirizarnos viendo esas
películas americanas excesivamente edulcoradas que emiten las cadenas de
televisión día sí, día también, donde abuelos, padres, hijos y nietos se reúnen
para cocinar galletitas de jengibre y para dar vida a un enorme y preciosísimo
muñeco de nieve, estaremos perdiendo de vista aquellos pequeños detalles más
realistas de los que sí podríamos disfrutar durante estos días, y de los que a
menudo nos privamos con tal de que no nos recuerden que estamos en Navidad.
Pues bien, hasta aquí nuestras breves
recomendaciones. Esperamos que os sean de utilidad. Muchas gracias por seguirnos y leernos. Tenemos
una cita en el próximo artículo. ¡Hasta pronto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario