miércoles, 5 de octubre de 2022

Depresión infantil

DEPRESIÓN INFANTIL 

La depresión es un trastorno mental común y, según datos de la OMS, se estima que la padecen en todo el mundo el 5% de los adultos. Es, además, la principal causa mundial de discapacidad y, en ocasiones, puede llevar al suicidio. Algunos de los síntomas de la depresión son la tristeza, desesperanza, sensación de vacío, irritabilidad, falta de motivación para realizar actividades gratificantes y la pérdida de la capacidad para disfrutar de estas actividades cuando se llevan a cabo. Afectando todo ella a las áreas social y laboral del individuo.

Cuando hablamos de depresión la tendencia natural es enfocarse en cómo afecta esto a los adultos que la padecen. Sin embargo, los niños y niñas también pueden padecer depresión y en ocasiones ésta puede pasar desapercibida para los adultos. Hoy os hablamos de la depresión infantil, cómo podemos detectarla y qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos cuando la sufren.

En primer lugar, la depresión infantil es algo distinta a la que padecen los adultos. Una diferencia fundamental es que en los niños es más frecuente la irritabilidad y la agitación que la tristeza y sensación de abatimiento, aun estando estos síntomas también presentes. Otra diferencia fundamental es que cuando la depresión se manifiesta en la infancia son comunes las quejas físicas o somatizaciones. Por ejemplo, el niño se queja muy a menudo de que le duele la barriga sin que exista una causa orgánica real. Estas quejas suelen ser interpretadas por los adultos como “formas de llamar la atención” y en consecuencia son ignoradas.

Además de los anteriores, otros síntomas frecuentes cuando se da la depresión infantil son: baja autoestima, alternaciones en el sueño, pérdida de apetito, apatía, agitación, pérdida de interés por sus compañeros o amigos, aislamiento social y desinterés por sus hobbies, conductas para llamar la atención, dificultades para la concentración, problemas escolares y bajo rendimiento académico, tristeza persistente, baja autoestima y culpa y hostilidad hacía sí mismo o hacia los demás.

Asimismo, existen factores que pueden favorecer la depresión en la infancia. A continuación, te contamos algunos de ellos:

- Cambios importantes en su vida, como mudanzas o cambios de colegio.

- Falta de amigos en el colegio, dificultades para relacionarse o ser víctima de acoso escolar.

- Padecer otros trastornos o enfermedades crónicas.

- Pérdida de un ser querido como alguno de los padres, un familiar o la pérdida de una mascota.

- Vivir en un entorno familiar desorganizado, en el que hay conflictos entre los padres o estilos educativos inadecuados (muy rígidos y estrictos o excesivamente protectores).

- Niveles de exigencia muy altos, como tener expectativas excesivamente altas (y en ocasiones inalcanzables) sobre lo que debería rendir académicamente.

Teniendo en cuenta estos factores, existen algunas conductas que pueden mejorar el estado de ánimo del niño: realizar muestras de afecto frecuentes, que le ayude a sentirse reconfortado y a mostrar sus emociones; acentuar sus rasgos positivos elogiándole a menudo; mantener rutinas en casa organizadas; anticipar los cambios que vayan a ocurrir y puedan afectarle; mantener también un horario constante para dormir y llevar a cabo actividades relajantes que le ayuden; y preparar actividades interesantes y placenteras para hacer con el niño.

Si bien estas son solo algunas recomendaciones, te recomendamos que si la depresión persiste acudas a un profesional.

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