domingo, 9 de octubre de 2022

Los Debería

“Debería...” 

En un post pasado os hablábamos acerca de las distorsiones cognitivas. Vimos cómo éstas son creencias e ideas que forman parte del pensamiento humano y nos hacen interpretar la realidad de una manera u otra, llevándonos a errores. Si echamos la vista atrás, con mucha probabilidad, tanto a ti como a mí se nos pueden ocurrir distintas situaciones en las que hemos caído en estos errores de pensamiento. Sin embargo, en esta ocasión me gustaría centrarme en los imperativos categóricos. Este tipo de pensamientos los reconocemos porque suelen empezar por “debería…” o “tengo que…”. 

Debería ir más al gimnasio”. 

“Debería haber estudiado más para este examen”. 

“Debería comer menos”. 

“Debería ser una persona más cariñosa”. 

¿Te suena alguno de estos ejemplos? ¿Te vienen rápido a la cabeza otros presentes en tu día a día? Los imperativos categóricos consisten en pensar que uno mismo, los otros o las cosas -en general- deberían (o no) ser de una forma concreta. De esta manera, quedan establecidas una serie de normas rígidas y absolutas, no dejando la puerta abierta a otras opciones. Así mismo, es muy habitual que sobrestimemos las consecuencias negativas de no llevar a cabo estas ideas. 

Los debería son pensamientos muy versátiles, puesto que los podemos dirigir tanto al pasado como al presente, pero también al futuro. Por ejemplo, recuerdo una vez que estaba jugando un partido de baloncesto y en un momento dado fallé una canasta que podría haber metido, en seguida empecé a pensar que debería haber marcado esa canasta, ese pensamiento inicial empezó a llevarme a otra serie de pensamientos, entre los que recuerdo “debería haber prestado más atención”, “no debería haberme saltado ese entrenamiento” o “si no te centras más vais a perder”. Esta cadena de pensamientos, aparentemente inofensiva, hizo que empezase a fallar más dado que me dificultó focalizar la atención en lo realmente necesario. Como vemos, el debería inicial funcionó como un pensamiento desadaptativo, ya que impidió que aprendiese del error y continuase centrando la atención en el partido. Esto es simplemente un ejemplo. 

Teniendo en cuenta el futuro, los debería pueden acabar por convertir nuestros deseos o intereses en obligaciones, siendo éstos a veces difíciles de cumplir. Por ejemplo, frente a la idea inicial de aprender a tocar la guitarra por hobbie, si cada vez que nos ponemos a ello comenzamos pensando frases del tipo “debería saberme ya esta canción” o “debería practicar más horas al día”, muy probablemente el pasatiempo original acabe por convertirse en una obligación tediosa más. Además, cuando nos alejamos de aquello a lo que creemos estar obligados es natural que aparezcan emociones desagradables como la culpa, la vergüenza, la ira o la tristeza. 

El primer paso para empezar a trabajar estos pensamientos es identificarlos. Posteriormente, puede ser útil comenzar a replantearnos dónde hemos aprendido dichas exigencias, si concuerdan con la vida que nos gustaría llevar o con nuestras circunstancias concretas actuales. Por otro lado, podemos realizar un ejercicio de cambio en el cual convirtamos esos “debería…” por “me gustaría...” o “me ayudaría…”, al cambiar esas palabras, cambiamos también el significado y, por tanto, el nivel de exigencia y las emociones asociadas. Así, el “me gustaría saberme ya esta canción” suena mucho más amable y nos ayuda a mejorar el diálogo interno del que os hablábamos hace unas semanas ;). 

En el Servicio de Psicología Aplicada trabajamos este y otros muchos errores de pensamiento que pueden dificultar tu día a día. Si consideras que es tu caso, te animamos a pedir ayuda y a trabajar en estos pesos pesados. En cualquier caso, esperamos que os haya gustado el artículo. ¡Hasta pronto!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...