jueves, 10 de noviembre de 2022

Orgasmo femenino

Orgasmo femenino

Desde mediados del siglo XX la sexualidad satisfactoria comenzó a ser vista como un área importante en la calidad de vida de las personas. Surgió el interés científico desde la medicina y la psicología, y los conceptos de reproducción y sexualidad se diferenciaron entre sí. La respuesta sexual humana se ha estudiado desde el método científico, incluyendo la perspectiva del deseo y el contexto social de las personas. Para la compresión del orgasmo femenino ha sido fundamental la compresión del deseo propio de las mujeres y la desmitificación de conceptos como la virginidad o la visión del sexo únicamente a través de la penetración.

La respuesta sexual humana se inicia a través de los sentimientos sexuales que pueden ser provocados por estimulaciones externas como olores, sonidos, miradas y tacto. Esta excitación sexual o la expresión de los sentimientos sexuales, va a acompañada de cambios fisiológicos, el cuerpo sigue una secuencia de cambios físicos llamada el ciclo de la respuesta sexual, que puede culminar en el orgasmo. La respuesta sexual no obliga a continuar por todas las fases, o que el clímax sea la única fuente de placer.

La primera fase de la respuesta sexual será el deseo. El deseo es una parte primordial que en la sexualización de las mujeres donde, a través de la educación y el contexto social en el que vivimos, puede haberse visto reprimido, avergonzado o sólo entender el deseo a través del deseo sexual masculino, el deseo que provoca ver la excitación en la pareja dejando de lado el propio deseo personal de sentir placer. Esta afectación en el deseo del placer personal, si es visto con vergüenza o culpa, puede provocar la disminución del deseo sexual y, por tanto, la falta de apetencia sexual.

Tras la fase de deseo comienza la fase de excitación donde la respuesta fisiológica del cuerpo consiste en el aumento de la lubricación y vasocongestión de la vagina, lo cual hincha los labios y el clítoris, su estimulación durante esta fase provocará mayor probabilidad de orgasmos intensos. También provocará sensibilización en los pechos, aumento de la respiración y el útero se agranda y eleva dentro de la cavidad pélvica. Después comienza la fase de meseta que será los sentimientos de mayor excitación antes del orgasmo, aquí el tercio exterior de la vagina se reduce de un tercio a la mitad de su diámetro permitiendo que la vagina apriete el pene durante el coito. Es más probable alcanzar el orgasmo si la penetración comienza en la fase de meseta, que el comienzo de la penetración cuando se está levemente excitada. Aunque para la consecución del orgasmo no es necesaria la penetración y se puede obtener excitando cualquiera de las zonas erógenas. 

La principal zona erógena es el clítoris, su única función es la de proporcionar placer y tiene más terminaciones nerviosas que cualquier otra zona del cuerpo femenino. Su estimulación directa produce una gran excitación que puede desencadenar el orgasmo. Le siguen la vulva, los labios de la boca, el cuello, los pechos, la parte interna de los muslos, la nuca y el lóbulo de la oreja. El orden de más a menos o de menos a más depende de cada persona y sus preferencias, aunque se puede considerar que la piel es el principal órgano erógeno y su estimulación la producción de placer, así como el recibimiento de estímulos a través de todos los sentidos imágenes, olores, tacto y gusto.

El orgasmo es el alivio de la tensión sexual que puede comenzar con la contracción muscular en todo el cuerpo, y se compone de varias contracciones rítmicas de los músculos de alrededor del tercio exterior de la vagina y es el momento de placer sexual más intenso. El orgasmo es la llegada del clímax y la liberación de la tensión sexual acumulada, tras la cual es cuerpo vuelve a la fase de no excitación, el regreso al estado de no excitación es la resolución. Con una mayor estimulación las mujeres pueden llegar más de una vez al orgasmo, pero por otro lado muchas mujeres se sienten completamente satisfechas con un solo orgasmo.

Algunas mujeres sufren dificultades para mantener relaciones sexuales o alcanzar el orgasmo, ya sea con o sin penetración, por diferentes motivos. Es por ello, si existen problemas sexuales es importante la información y el conocimiento, además de poder consultar con profesionales de la medicina y la psicología.

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