miércoles, 23 de noviembre de 2022

Sexualidad en la tercera edad

Sexualidad en la tercera edad

Existe un amplio conocimiento acerca de la sexualidad en las distintas etapas de la vida. Sin embargo, los estudios sobre este área en las personas de mayor edad son recientes. Es posible que este tema haya empezado a suscitar interés a raíz del cambio poblacional que se está produciendo. La pirámide de población en España continúa en proceso de envejecimiento y se estima que el número de personas de 60 años o más se ha duplicado mundialmente desde 1980.

Culturalmente, existe una visión negativa de la edad. Naturalmente, el proceso de envejecer viene unido a una pérdida progresiva de vitalidad y conlleva un deterioro progresivo de distintas funciones fisiológicas, ocurriendo incluso cuando la enfermedad no está presente. Teniendo en consideración la esfera sexual, en este área también están presentes una serie de cambios que es necesario conocer; no obstante, dichos cambios no implican que la sexualidad no pueda estar presente y, además, ser igualmente satisfactoria. En esta línea, si una persona mayor, independientemente de la edad, presenta una disfunción sexual, es necesario explorar cuál es la causa del trastorno, puesto que la edad en sí misma no es un factor de causalidad.

La visión negativa de la edad conlleva una serie de mitos, entre los que encontramos:

· Las personas de edad no son sexualmente deseables.

· Las personas de edad no tienen deseo sexual.

· Las personas de edad no son sexualmente capaces.

· La menopausia es el fin de la sexualidad.

Como se ha mencionado, se producen una serie de cambios. El conocerlos nos va a ayudar a reducir las exigencias que pueden estar presentes y, por ende, disminuir la insatisfacción tanto con las relaciones sexuales como con uno mismo.

En cuanto a los cambios en la respuesta sexual del hombre, es importante saber que es esperable que la fase de excitación se encuentre enlentecida frente a etapas previas y que sea necesario un período refractario más largo; es decir, es preciso invertir más tiempo y mayores estímulos fisiológicos para conseguir unos niveles adecuados de excitación y, además, el tiempo que el hombre necesita para recuperarse tras la erección es mayor. En cuanto a la erección del pene, ésta disminuye, es más lenta y necesita en mayor medida de un contacto directo. Así mismo, la producción de esperma se reduce de manera paulatina, pero sin desaparecer del todo.

En el caso de las mujeres, los cambios que experimenta en su respuesta sexual se ven marcados por el inicio de la menopausia. Al igual que en los hombres, el periodo de excitación también es más lento. A nivel físico, se produce una menor lubricación vaginal. Disminuye el tamaño de la vagina, ya que se produce una pequeña atrofia que la hace más corta y estrecha, su elasticidad es menor y se vuelve más vulnerable a irritaciones, aspectos que pueden dificultar la penetración.

Pese a los cambios que se han comentado, la sexualidad en la tercera edad no desaparece y es posible llevar una vida sexual satisfactoria.

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