PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO: ¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL CUMPLIRLOS?
Con el comienzo de un nuevo año se nos presenta un momento para reflexionar, hacer balance y plantear cambios personales. La motivación y la ilusión por el inicio de un nuevo año nos puede llevar a plantear propósitos como dejar de fumar, ahorrar más dinero, hacer más ejercicio, perder peso… y aunque suele parecer una ocasión excelente para comprometernos y cambiar ciertos aspectos de nuestra vida en nuestro beneficio ¿cuántas veces se cumplen estos propósitos u objetivos?
Múltiples estudios han intentado dar respuesta a esta pregunta, encontrando resultados tan desesperanzadores como que 9 de cada 10 propósitos acaban por no cumplirse o que tan sólo un 8% de las personas los logran cumplir.
Los propósitos son en realidad hábitos, y como tal, cambiarlos, ya sea eliminando o construyendo unos nuevos, requiere esfuerzo y puede resultar complicado.
¿Por qué no logramos cumplir estos propósitos? ¿Cómo podemos lograr los propósitos que nos hemos propuesto?
1. Establecer propósitos propios, con interés y significado personal: Los propósitos impuestos desde fuera no poseen el valor personal necesario que nos motive a seguir esforzándonos por conseguirlos, haciendo que desistamos fácilmente. Por el contrario, los objetivos que constituyen acciones naturalmente reforzantes para nosotros hacen que sea más probable que volvamos a repetir dichas acciones.
2. Ser realistas: La motivación presente en los primeros días de enero y la ilusión por comenzar un nuevo año hace que nos planteemos objetivos muy ambiciosos, pero difíciles de cumplir. Con el tiempo esta motivación se va evaporando y el autocontrol que tenemos no suele ser suficiente para mantener todo este esfuerzo, haciendo que cada vez sea más complicado cumplir los objetivos y produciendo emociones desagradables como agobio, remordimiento o culpa si no lo logramos. De esta manera vamos volviendo a los viejos hábitos. Por lo tanto, es recomendable proponernos objetivos realistas y asequibles para uno mismo y que se puedan mantener a largo plazo.
3. Un propósito a la vez: Tener múltiples propósitos que cumplir a la vez genera mucho estrés. Llevar a cabo un cambio en nuestra vida requiere un esfuerzo, y cuando estamos estresados, nuestro autocontrol y los recursos empleados para conseguir esas metas disminuyen, impidiendo que logremos cumplir las metas propuestas. Como alternativa, debemos priorizar aquellos propósitos que mayor beneficio nos vayan a proporcionar o más sencillos nos vayan a resultar para comenzar, ya que es más fácil que ese cambio se produzca si no nos sobrecargamos al inicio.
4. Aumentar la motivación y el compromiso: la falta de compromiso con el proceso de cambio y la ambivalencia entre el objetivo que deseamos y la comodidad nos puede llevar a procrastinar o dejar de lado nuestros propósitos. Tanto escribir los propósitos como compartirlos con nuestro entorno facilita que los visualicemos y nos comprometamos con ellos. Asimismo, pensar en ¿Por qué es importante para mí lograr este propósito? Facilitará que se vinculen emociones agradables a nuestro propósito, aumentando nuestra motivación.
5. Descomponer el propósito en objetivos específicos y establecer un plan: Las metas generales, poco específicas o claras, son más difíciles de cumplir, ya que estas indican “dónde queremos llegar”, pero no “el camino a seguir”. Por ejemplo: “salir a andar 30 minutos por las tardes” es más claro y asequible que “hacer ejercicio” que es más abstracto, difícil de medir y más duro de seguir. Descomponer el propósito inicial en objetivos claros, operativizables y graduales convertirá la acción en algo más simple y fácil de conseguir. Por ejemplo: establecer un planning semanal con los objetivos o acciones a realizar cada día.
6. Registrar y revisar: Registrar el cumplimiento (o no) de los objetivos específicos y las dificultades encontradas de forma que se pueda reajustar el planning.
7. Valorar y recompensar el esfuerzo: A medida que se vayan cumpliendo los pequeños objetivos es recomendable recompensarnos con algo agradable o especial, así como valorar los cambios que se vayan produciendo. Esto favorecerá que sigamos motivados al cambio y aumentará nuestra autoeficacia.
Como hemos mencionado anteriormente, pese a que crear o eliminar hábitos requiere esfuerzo y es complejo, estas pautas constituyen una forma más estructurada y eficaz de alcanzar los propósitos u objetivos que nos planteamos. Esperamos que este post haya sido de ayuda si te planteas realizar nuevos cambios en tu vida, tanto si es a modo de propósito de año nuevo como en cualquier otro momento del año.
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