jueves, 5 de octubre de 2023

Edadismo

EDADISMO

        Los estereotipos nos dan una visión altamente exagerada de unas pocas características, pueden ser inventados, omiten las características positivas, no proporcionan ninguna información y dificultan la observación de la variabilidad interindividual. Esto ocurre con el edadismo, un tipo de discriminación que se ejerce hacia las personas mayores, sobre quienes recaen una serie de estereotipos negativos como ser personas aisladas, dependientes, con dificultades cognitivas, enfermas, deprimidas etc., y sobre estos estereotipos se asientan los prejuicios y las conductas discriminatorias, ayudadas por factores como la jubilación que contribuyen a su exclusión sistemática de la sociedad, sin tener en cuenta sus necesidades e intereses. Asimismo, dentro de la psicología se añade como factor de riesgo a diversos problemas de salud mental, como es el caso del duelo complicado, donde los sesgos edadistas se asimilan por las propias personas mayores a través de su socialización y pueden complicar su proceso de elaboración de la pérdida pues su conducta se adaptará a ellos.

        El edadismo se ha establecido como la tercera gran forma de discriminación de nuestra sociedad, tras el racismo y el machismo. Y de la mano como es frecuente, encontramos ideas falsas o mitos que perpetúan los prejuicios. Algunos de los mitos más frecuentes que aparecen en la sociedad, son:

-Las personas mayores están deprimidas, pese a no verse representado en las prevalencias según el rango de edad.

-Las personas mayores son frágiles y dependientes.

-Las personas mayores son muy rígidas.

-Las personas mayores tienen mal humor.

-Las personas mayores tienen costumbres antiguas y arraigadas y no puede aprender nuevas habilidades.

-Todas las personas mayores sufren deterioro cognitivo o demencia.

        Sin embargo, los resultados de las investigaciones no coinciden con estas creencias ampliamente extendidas. Y no solo se trata de información errónea, sino que su arraigo en la sociedad provoca consecuencias en las personas mayores, en su salud mental y los profesionales. Ejemplo de ello es cómo las personas mayores terminan cumpliendo estos estereotipos como una profecía autocumplida, al ver su autoconcepto modificado y sometiéndose a la idea impuesta por la sociedad, favoreciéndose con ello un peor estado de ánimo, el aislamiento o el sedentarismo, entre otras. Asimismo, el trato de los profesionales estará sesgado, pues las pautas terapéuticas serán diferentes, normalmente sin previsión de mejoría, de flexibilidad cognitiva, entendiendo la necesidad de mayor medicación o, en el caso de salud mental, infradiagnosticando posibles problemas presentes al entender que esos déficits no son intervenibles sino que aparecen únicamente por la edad de la persona de forma inevitable.

        Por todo esto queda evidenciada la necesidad de un cambio en nuestra mirada, desde el plano personal hasta los medios de comunicación, la formación de los profesionales o las instituciones, favoreciendo la creación y divulgación de programas y medidas realmente adaptadas a las personas mayores que les proporcionen la oportunidad de beneficiarse teniendo en cuenta sus verdaderas características diferenciales, si las hubiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Empatía

"La Capacidad Transformadora: Explorando el Poder de la Empatía"      La empatía, esa cualidad humana que nos permite ponernos en ...